¡Cuidado con la bajada!
Me encanta el fútbol. Este deporte ocupa un porcentaje casi indecente de mis horas de vida diurna y a veces nocturna. Sin embargo, lo que marcó mi infancia y mi juventud fue el ciclismo. Lo que llamamos en Francia le vélo. Y mi sueño es que un compatriota mío vuelva a ganar un Tour mucho más que la selección gane un Mundial de fútbol. Recuerdo siempre con emoción esas míticas etapas de montaña de los 80 y el cariño que les tenía a los corredores colombianos. ¡Qué grandes eran Lucho Herrera y
Fabio Parra subiendo los puertos más altos y peligrosos de los
Alpes y de los Pirineos! Pero me chocaban, por lo menos en mis recuerdos, sus enormes dificultades en los descensos. Perdían, a veces, al bajar una parte importante de los preciosos segundos que habían conquistado en la ascensión.
El Madrid acaba de pasar con soltura, en una sola semana, lo que mucha gente ha asemejado a unas grandes etapas de montaña. Primero fue el Tourmalet (Camp Nou), luego el Aubisque (Metropolitano) y si lo de Ámsterdam no era sobre el papel un puerto muy alto se pareció, por las ganas y la juventud de los jugadores del Ajax, al típico faux plat (falso llano) que te sorprende y te rompe las piernas. El reto que tiene ahora Solari es gestionar con tacto e inteligencia la bajada que representa enfrentarse a dos rivales muy ‘accesibles’ como el Girona y el Levante y que, también por el horario y la colocación de los encuentros en el calendario, no invitan a tanta motivación. No es el momento para una pájara competitiva de los madridistas justo ahora que parece llegar una etapa llana antes de volver a la montaña.