Diego y el Principito
● Hay goles sencillos y rocambolescos. Eso dijeron el sábado en Carrusel del que marcó Griezmann al Rayo. En efecto, fue un gol marcado por lo menos en tres tiempos, como ese penalti que erró Messi ante su amigo
Masip, que fue capaz de pararlo dos veces. Me fijé en algo más con relación a ese gol del Principito: una vez marcado con tanta parafernalia, todos sus compañeros fueron a acompañarle en la celebración. Fue también un barullo rocambolesco al que se sumó el otrora goleador, Diego Costa. Éste golpeó en la espalda a Griezmann para que reparara en que él también había ido a felicitarlo. Como un niño.