Ramos y el cuento chino

Con 33 años, la edad de Cristo, Ramos ha visto la luz. Lo que le ha pasado a Sergio en las últimas semanas ha sido todo nuevo y sorprendente. De ‘Top Secret’. Para empezar, hace unos días que se bautizó. Sí, así tal cual. Se ve que ante la proximidad de su boda le debieron advertir que para pasar por el altar necesitaba la partida bautismal. Y se puso a ello. Recibió el

Sacramento en una parroquia

de Madrid, y ya está preparado para que lo que una Dios no lo separe el hombre. Felicidades por el bautismo y enhorabuena por la boda. Ahí estuvo bien Ramos, que sabe que con la

Iglesia es mejor no discutir. Esa lección le sirvió también para su último encuentro con el presidente del Real Madrid, ante quien se presentó con una oferta de China de esas que nublan la vista. Sergio Ramos pidió irse del Madrid de

baracalofi, y esta vez no topó con la Iglesia, pero topó con

Florentino.

Pero nos queda lo mejor de Sergio Ramos, que es mucho: su entrega con la Selección y con su equipo y sus récords con España y con el Real Madrid. A cualquiera le puede pasar lo que le pasó a Ramos con los chinos. Ofertas así te hacen dudar. Pero Ramos no pinta nada en China. Está

todavía en plenitud. Puede darle mucho al Madrid y a España. Que Florentino no le dejara ir debe ser un orgullo para él. Ya lo habrá comprendido, asumido y celebrado. Sergio ha aprendido dos cosas en muy poco tiempo: No puede uno casarse por la Iglesia sin estar previamente bautizado y no puede uno irse del Madrid haciéndose un simpa. En el

nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.