AS (Baleares)

Rafa Nadal “Pensé en parar para regenerar mi cuerpo”

- NACHO ALBARRÁN

Rafa Nadal (Manacor, 33 años) atendió de nuevo a AS en una entrevista que tuvo dos partes. Una, cuatro horas después de ganar el duodécimo Roland Garros y otra, ayer en su hotel. El campeón viajó después a Mallorca, donde se tomará un merecido descanso.

➥ ¿Hace un mes y medio se veía aquí y así?

—No, pero si seguí fue porque pensaba que podía estar, aunque en ese momento no lo viera. Creía que podía llegar, si no, no hubiera seguido. De pensar que no podía, habría tomado otro camino.

—¿Sufrió un momento de bloqueo?

—No exactament­e. Hay momentos en los que hay que tomar decisiones y los que siguen el circuito saben lo que me ha pasado en los últimos 18 meses. Si al tema de la rodilla (derecha), que me ha ido dando problemas, le sumamos todas las cosas extra que me han ido sucediendo, son muchas. Vas tirando para adelante, pero tocas fondo, porque es frustrante no poder entrenar ni competir para luchar por los objetivos por los que juegas al tenis.

—Lo pasó mal...

—Después de Indian Wells tuve un bajón físico y mental. En mi cabeza había varias alternativ­as, y una era parar para ver si se regeneraba un poco mi cuerpo y dejaba de ir de lesión en lesión. La otra era seguir adelante, pero con otra dinámica, porque en la que estaba era negativa, no veía la luz.

—¿Y qué hizo?

—Necesitaba un cambio de chip y lo hice, con actitud, energía y aceptación para poder competir bien en la temporada de tierra, que es la parte más bonita del año para mí. De lo más satisfecho que estoy, al margen de que la campaña ha sido fantástica con dos títulos y tres semifinale­s, es de haber hecho de ese proceso lo que yo visualizab­a, valorando cada día las pequeñas mejoras, el hecho de tener la oportunida­d de jugar. Desde ahí conseguí llegar a un nivel muy alto. Cuando perdí contra Dominic Thiem en Barcelona ya me gustó cómo jugué, igual que en Madrid hasta el día de Tsitsipas, un encuentro en el que no estuve bien pero competí. Ya había dado pasos hacia adelante muy importante­s, y en Roma di el definitivo.

—¿Cómo estaba cuando llegó a Mallorca después de Indian Wells?

—Con pocas ganas, porque físicament­e tenía una roturita en el tendón de la rodilla que suponía otra vez tratamient­o, dejar de jugar dos o tres semanas y empezar otra vez poco a poco y volver a competir con dolor. No se regresa perfecto. Ves las cosas complicada­s. Nunca me canso de sufrir a nivel tenístico, en la pista. No considero un sufrimient­o mi forma de competir y de luchar. Vivo el tenis con pasión. Pero sufro con el dolor y la incapacida­d. Me cansa que ocurra de forma continuada. Hablo ya incluso de la vida, no solo del deporte. Tener dolor continuame­nte es duro. Acumulas dolor, dolor, dolor durante muchos meses, y encima cuando te recuperas entras en otro problema. Pasé un momento bajo en Indian Wells y en Montecarlo no llegué porque venía de muy abajo.

—¿Cuando entró en ese agujero se sintió en algún momento muy solo?

—Nunca me he sentido así en ninguna parte. Tengo amigos de

Pasión “Nunca me canso de sufrir a nivel tenístico, en la pista”

Apoyo “A veces necesito ayuda de los que más me quieren”

toda la vida, los mismos desde que tenía tres años. Puedo hablar con cualquiera de ellos. Mi equipo es prácticame­nte el mismo de toda la vida y tengo una familia de Manacor. En los pueblos la vida es diferente a las grandes ciudades, tengo contacto con mi familia a diario. No me he sentido solo nunca, pero lo que vivo y siento, lo siento solo yo y soy el que paso por diferentes situacione­s. A veces necesito momentos de ayuda de la gente que me conoce bien, que me quiere, y también del equipo. Siempre he estado bien asesorado y acompañado.

—¿Cómo consigue tener siempre la llave para salir del pozo?

—En realidad, lo bueno que tengo es que ni cuando gano es todo increíble ni cuando pierdo es todo nefasto. Soy una persona que emocionalm­ente soy estable, con momentos mejores o peores, pero ni muy para arriba ni muy para abajo. Estoy en un término medio que me ayuda a aceptar las cosas negativas y positivas. Cuando estas últimas pasan, el hecho de no ‘elevarme’ me ayuda mucho a poder seguir haciéndola­s. Mantengo un perfil lógico y normal, valorando lo que va pasando y respetando el deporte, los rivales y la competició­n. Puedes ganar o perder, un principio muy básico pero muy real. Teniendo la aceptación de esas dos cosas se puede encarar todo de una forma más adecuada.

—Contó que en Barcelona se encerró en su habitación, ¿qué hizo ahí?

—Todos se fueron a cenar y yo no estaba de humor. Necesitaba pensar después de hablar con el equipo y mi familia. Hay cosas que te pueden inspirar, herramient­as que te pueden ayudar, como pueden ser los vídeos. Hice una reflexión adecuada y subí mi ánimo.

—Le gusta bastante la música, ¿cuál fue la banda sonora de su recuperaci­ón?

—No lo recuerdo muy bien, porque escucho música casi siempre, antes de los partidos, en la habitación si no estoy viendo algo o leyendo… Casi siempre estoy con música de fondo. Para cada momento y para cada estado emocional la hay Tras levantar la Copa de los Mosquetero­s, Nadal lo celebró con una amplia representa­ción de su familia. También con el ministro de Deporte, José Guirao; la secretaria de Estado, María José Rienda y la alcaldesa de París, Anne Hidalgo. Se fotografió con el trofeo en el jardín botánico que hay junto a la pista Simonne Matthieu, atendió a los medios y cenó con el rey emérito Juan Carlos I y la infanta Elena. Fue en el salón Lulli del Cafe de la Paix, donde habitualme­nte celebra sus títulos. Luego no hubo fiesta, al menos para él, porque su avión salía hacia las 11:00 y antes, sobre las 8:50, recibió a la prensa española. diferente, que realmente te ayuda a inspirarte, a ponerte las pilas o a relajarte. Soy un amante de la música en general, no un seguidor de un solo estilo. Me gusta y me ayuda.

—¿Y después de lo que ha hecho en Roland Garros, se ve capaz de todo?

—No, nunca me he visto así. Me veo feliz de haber conseguido algo que es muy especial. Pero claro que el camino que se ha hecho no es para dejarlo ahí, es para seguir adelante. Tengo que ajustar un poquito mi calendario, cosas que debo hablar con mi equipo para intentar estar bien en los torneos que me gustaría estar bien. Y desde ese planteamie­nto, intentaré seguir adelante y darme opciones de hacerlo bien en Wimbledon. Después, ya veremos lo que ocurre.

—Siempre ha sido muy prudente diciendo que hay que valorar lo que ha ganado, ¿en algún momento dejó de hacerlo?

—Yo no, no he cometido ese error. Sí que es verdad que en algún momento, no ahora que acabo de ganar un título, la gente daba casi por hecho que tenía que hacerlo. Eso es peligroso, pero hace ya tiempo que esto no ocurre. Desde 2015 esa sensación desapareci­ó ya. He valorado cada título y algunos me han hecho más ilusión que otros. —¿Tenísticam­ente, qué es lo que más satisfecho le dejó en el torneo?

—Hice muchas cosas bien o, mejor dicho, no hice casi ninguna mal. No saqué increíble, pero sí bien y en momentos importante­s logré puntos con el servicio que me salvaron. El revés estuvo muy bien durante todo el torneo, el drive, a un nivel alto, la movilidad, también… El hecho de haber podido jugar cinco semanas sin retirarme es lo que me ha dado confianza en mi cuerpo, en poder correr, en poder desplazarm­e sin miedo. Si acumulas parones, tienes miedo cuando te mueves y no vas a por las bolas con confianza. Competir a veces es un entrenamie­nto, porque me permite avanzar y mejorar.

Elogios “No elevarme me ayuda a lograr cosas positivas”

Mejoría “Jugar cinco semanas sin retirarme me ha quitado miedo”

—Bjorn Borg ganó seis veces Roland Garros entre 1974 y 1981 y hace poco le dedicaron una película. Usted ya ha ganado doce, ¿qué tienen que hacerle, una serie?

—(Sonríe) No, es especial lo que ha ocurrido en este torneo o lo que pasó otras veces en Montecarlo, Barcelona y Roma, pero en Roland Garros tiene algo más de trascenden­cia. Es difícil expresar lo que significa para mí. Estoy feliz por todo y soy consciente de que he hecho algo especial.

—¿Le ha emocionado alguna felicitaci­ón de las que recibió?

—Prometo que no he podido leerlas. No paré después de la final.

—¿Y qué me dice de los elogios que le han llovido desde todas partes?

—Siempre me he sentido muy respaldado y querido tanto por los compañeros, como los medios de comunicaci­ón y por el público en general, todos los que siguen el tenis, y a mí en particular. Sólo puedo darles las gracias.

—¿Es usted de los que se lleva recuerdos y los guarda cuando gana títulos tan importante­s como este? —Normalment­e guardo la mayoría de las camisetas de los Grand Slams que he ganado. Cuando termina un partido como el del domingo, me llevo el conjunto de juego entero.

—¿Después de este éxito, qué quiere, qué desea más?

—Me voy marcando objetivos y metas a corto plazo. La de ahora era poder terminar la temporada de tierra y llegar a París como llegué, listo para competir. Una vez conseguido, lo siguiente es descansar, reposar tras estos meses de tensión, desgaste físico y mental. Necesito parar un poquito antes de pensar en la hierba de Wimbledon cuando me ponga otra vez al trabajo.

—Si no le ocurre nada, y toquemos madera, tiene mucho que ganar en lo que queda de temporada, porque el año pasado solo jugó tres torneos…

—No tengo claro mi calendario, ni hasta dónde voy a alargar mi temporada. Sé que necesitaré recuperar mi cuerpo en un momento dado, aunque no sé cuándo tomaré la decisión de hacer un descanso. Ahora tengo ilusión de seguir y mirar hacia adelante. Cuando llegue el momento de tomarme un break, lo haré. Cuando se avanza en la carrera es importante hacerlo.

—¿Qué va a hacer ahora mismo?

—Lo primero es que este martes tengo la graduación de los niños y niñas de la Academia. Estaré con ellos. Después intentaré desconecta­r un poco, me gustaría ir unos días al mar, pero no está en condicione­s, creo. Jugaré al golf, visitaré a la familia, que he podido estar poco con ellos estos dos últimos meses, y disfrutaré del inicio del verano.

—Hablando de la Academia, ¿cómo va, está contento? —Es complicado en todos los sentidos, pero estamos encantados. No nos podemos quejar. Hace escasos tres años que está abierta y la implicació­n de los trabajador­es y trabajador­as es estupenda. La acogida de toda la gente que ha venido, nos ha dejado bonitos recuerdos. Se van contentos de la experienci­a. Hay 130 niños y niñas viviendo y estudiando allí. Además, hay más de 2.000 socios en el gimnasio, muchos usuarios asiduos del centro deportivo, visitantes de todo el mundo que vienen a hacer algún programa... Se ha generado un punto de encuentro que es lo que me satisface más. Poder vivir y compartir con tanta gente de tantos lugares momentos personales es especial.

Recuerdo “Cuando gano un torneo así, guardo todo el conjunto”

Descanso “Necesitaré recuperar mi cuerpo, pero no sé cuándo”

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EN LA CIMA. Rafa Nadal posa con el trofeo después de derrotar en cuatro sets a Dominic Thiem.
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 ??  ?? UN TORO. Rafa Nadal, hombre de manías, cumple con uno de sus rituales antes de entrar en pista: unos saltos para activarse, un gesto que ya avisa al rival de lo que viene.
UN TORO. Rafa Nadal, hombre de manías, cumple con uno de sus rituales antes de entrar en pista: unos saltos para activarse, un gesto que ya avisa al rival de lo que viene.
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SATISFACCI­ÓN ÍNTIMA. Rafa Nadal abraza la Copa de los Mosquetero­s en el vestuario de la Chatrier.

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