AS (Baleares)

La Liga Low Cost

PATRICIA CAMPOS

-

Las condicione­s del fútbol femenino han mejorado muchísimo desde que yo empecé a jugar hace un montón de años, allá por los años 80. Pero no penséis que han mejorado desde hace mucho tiempo, no. Yo diría que todo empezó a cambiar hace 4 ó 5 años. Las mujeres hemos pasado de no tener equipos donde jugar y limitarnos a disfrutar del fútbol con nuestros hermanos mayores, a que hayan equipos en casi todas las ciudades. Hemos pasado de tener los peores horarios y los peores campos, a jugar en el Wanda Metropolit­ano. Además, hemos pasado de llevar equipacion­es tres tallas más grandes que nosotras y de cuarto o quinto uso, a llevar nuestro propio nombre en la camiseta. Ahora el entrenador no es un voluntario que gratuitame­nte hace lo que buenamente puede por entretener a un grupo de chicas que les ha dado por jugar al fútbol. Hoy en día, hay entrenador­as que estamos formadas y algunas pueden incluso vivir del fútbol femenino. Imagino lo que estáis pensando: WOW, ¿éstas de qué se quejan?

Nos quejamos de lo de siempre, de ser ciudadanas de segunda categoría. Ahora parece que todo el mundo apoya la igualdad, pero yo, no sé si creérmelo. Los clubes, las institucio­nes, la sociedad… todos apuestan por el deporte femenino. Pero ¿dónde están los derechos más básicos? ¿dónde se quedó la sensación de que todos somos iguales? Algo tan básico como cobrar y cotizar cuando desempeñas un trabajo (sea el que sea); el derecho a tener vacaciones (y no es por hacernos la típica foto en un yate); el derecho al paro (hasta los sufridores autónomos lo tienen); y un mínimo de seguridad de que si sufres una lesión o te quedas embarazada puedas seguir comiendo y pagando tus facturas, son derechos fundamenta­les para cualquier trabajador, ¿por qué para nosotras no?

Las futbolista­s, ¿no piden mucho verdad? Sólo lo que como mínimo nos correspond­e. Ellos nunca han tenido que pedir, ni luchar por sus derechos, porque los han tenido siempre, desde el mismo momento que nacieron niños. El fútbol femenino no es la parte Low Cost del masculino. Ha llegado para quedarse, así que o volamos todos con el mismo rumbo o lo único que conseguire­mos es llegar con retraso a nuestro destino, gastar más combustibl­e y entrar en una área de turbulenci­as que va a producir daños irreparabl­es en nuestro avión.

“Nos quejamos de lo de siempre, de ser ciudadanas de segunda categoría”

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain