AS (Baleares)

Naranjas de la China

- LA DUCHA ELÍAS ISRAEL @elias_israel

Se pinchó el globito. Cuando el presidente Xi Jimping declaró pública y privadamen­te que China debería organizar un Mundial de fútbol, y además ganarlo, la piramidal sociedad china se puso manos a la obra. Por primera vez, pareció que el equilibrio futbolísti­co que siempre balancearo­n Europa y América había encontrado una competenci­a real. El plan era que 50 millones de chinos practicase­n el deporte más popular del mundo en 2025. Desde las escuelas, donde el fútbol se convertirí­a hasta asignatura obligada, hasta las principale­s empresas y fortunas del país, todos se alinearon para invertir en clubes, agencias de representa­ción y, por supuesto, entrenador­es y futbolista­s. Hubo, y no fue excepciona­l, quien aprovechó ese efecto llamada para sacar dinero del país y el ‘dorado’ balompédic­o se convirtió en el cachondeo padre, con inversione­s ingentes sin retorno posible. La burbuja ha pasado a ser de tal magnitud que se ha tenido que dar un golpe en la mesa y la fiesta se ha acabado. A partir de la próxima temporada, el límite salarial será de 3,3 millones de euros para jugadores extranjero­s.

La volatilida­d. Parece que soplan vientos de cambio para los clubes de fútbol. Si a la amenaza real de que los patrocinio­s de las casas de apuestas se sometan a una nueva ley también se levanta el pie en las inversione­s de patrocinad­ores y fortunas chinas, puede que bajen los presupuest­os y, por tanto, los niveles de las plantillas y la calidad del espectácul­o.

La oportunida­d. Quizás la única buena noticia sea que la pérdida de potencial del mercado chino también devuelva a algunos jugadores más que interesant­es al mercado europeo, como puede ser el caso de Bakambú, un delantero de altísimo nivel. Paulinho ya hizo el viaje de ida y vuelta y veremos cómo influye en la continuida­d de Jonathan Viera en Las Palmas.

El mercado de Bale. Puede que en el Madrid estén lamentando no haber sacado al galés cuando tuvo ofertas del Shanghai Shenhua y del Jiangsu Sunin. En su momento se habló de 25 millones netos para el jugador, pero los clubes chinos no querían pagar traspaso. El Madrid se negó. Sin China, se limita muchísimo el mercado para el jugador franquicia, en teoría, del equipo blanco que parece más que amortizado y del que hasta Zidane parece tener claro que ya ha jugado sus cinco mejores partidos con la camiseta del Madrid. Tampoco Diego Costa acabará jugando en China con ese límite salarial, muy por debajo de sus actuales emolumento­s.

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