AS (Baleares)

El año del retorno de Tiger

El estadounid­ense cumple 44 en una temporada en la que ganó el Masters de Augusta e igualó el récord de títulos de la PGA

- JUANMA BELLÓN

Tiger Woods celebra hoy su 44 aniversari­o tras un 2019 mágico, en el que en abril resurgió para los majors al enfundarse la Chaqueta Verde de ganador del Masters de Augusta. “El mejor regreso de la historia del deporte”, valoraban algunos medios. Y es que la gesta de Tiger fue mayúscula, porque su último grande se lo llevó en 2008 (US Open). Después, su vida deportiva y personal entró en una espiral autodestru­ctiva de la que logró escapar para retomar la carrera con Jack Nicklaus. El Oso Dorado tiene 18 grandes y el Tigre va por 15.

Woods conquistó su primer grande en 1997, el Masters a los 21, y ahí apareció un ídolo que se transformó en el dominador único del golf mundial. 14 majors en 11 años. Y, de repente, la prensa estadounid­ense destapó en diciembre de 2009 un escándalo de infidelida­des. El asunto se enfangó mucho, hasta dejar al Tigre en un barro profundo. Tanto que tardó un década en salir de él totalmente. Y tuvo recaídas como la de 2017, cuando fue detenido grogui en la carretera por ingerir fármacos contra el dolor.

Porque las lesiones también le acompañaro­n, cuatro operacione­s de espalda y cinco en la rodilla. Líos, quirófanos, problemas con el swing... De ahí que la vuelta de Tiger al camino de los grandes tenga tanto valor. “Es increíble cómo evoluciona la vida, los cambios que hay. Mi primera victoria fue hace 22 años, con mi padre viéndome (Earl, el que le educó para ser una superestre­lla). Ahora él no está y yo soy el papá de dos hijos. La que permanece es mi madre”, contaba tras apuntarse el Masters el california­no, que tuvo en “los momentos más duros” a su familia como pilar fundamenta­l.

La de Augusta no fue la única gesta de Woods, que en octubre venció en el ZoZo en Japón y llegó a su título 82. Igualó así el récord absoluto de triunfos de Sam Snead en la PGA. “Asumo que mi físico no es el mismo que antes, pero sé cómo jugar”, reconocía el Tigre, que también debió ser operado este 2019 de la rodilla: “Una intervenci­ón controlada”.

Disfrutó de otro highlight Woods este año, el que reforzó su figura de golfista adulto redimido de sus pecados. Fue el capitán-jugador de Estados Unidos en la Presidents Cup, esa Ryder contra el resto del mundo menos Europa. Gestionó una crisis con el polémico Reed y su Team USA firmó una remontada impregnada del Tiger Fist Pump (El Puño Victorioso del Tigre). Otro de los gestos icónicos de uno de los deportista­s más ricos en lo que llevamos de década.

Para 2020 a Tiger se le presentan varios retos. El primero es seguir la carrera por los majors. El último de Nicklaus llegó a los 46. “Deseo competir fuerte hasta los 50”, dice Woods, que se ha puesto otro objetivo en los Juegos de Tokio. Y si alcanza un triunfo más en la PGA se quedará solo en la tabla de ganadores... Pero, antes, Tiger soplará hoy las 44 velas de su cumpleaños. Celebra el 2019 de su retorno.

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El norteameri­cano Patrick Reed enfunda la Chaqueta Verde de ganador del Masters de Augusta de 2019 a Tiger Woods.

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