El camarote de los hermanos Marx
Afalta de siete jornadas para el final y a ocho puntos de la salvación, el Espanyol decide despedir a Abelardo, el tercer entrenador de la peor temporada de la historia. Asumirá el cargo Rufete, nombrado recientemente director general deportivo, encargado de la planificación del próximo curso, que ahora deberá también lidiar con estas tres semanas de competición en busca de un (casi) imposible. El Espanyol se ha convertido en el camarote de los hermanos Marx, un sinsentido en el que todo lo que sucede supera lo anterior. Es difícil encadenar tantas decisiones que dejan al aficionado anonadado.
Hace un año y un mes, todos los pericos se tomaron a broma las primeras informaciones que situaban a Rubi en el Betis. La misma reacción hubo ayer con el despido de Abelardo. “¿Esto es fake?”, preguntaban en varios grupos de whatsaap o en las redes sociales. Nada ha sido fake en un año repleto de despropósitos, cuando justo hace una semana, después de ganar a Alavés y empatar ante Getafe, la confianza en el técnico era plena. En dos partidos el castillo se ha derrumbado. Era de arena. Si el director deportivo salva al equipo saldrá a hombros como nunca antes se ha visto, pero también puede erosionar su figura y perder aún más una confianza deteriorada. ¡Más madera! El sueño europeo desembocó en una terrible pesadilla.