Incendio en la prórroga
La opción de fichar a Èric García tensa la campaña ● Laporta y Tusquets se cruzan cartas durísimas
La campaña electoral por la presidencia del Barcelona se calienta a causa de un tema que en cualquier otro contexto resultaría una cuestión menor, pero cuando la piel está quemada, cualquier roce provoca reacciones imprevistas. Con los nervios a flor de piel tras el aplazamiento de la jornada electoral, prevista para el pasado 24 de enero, las hostilidades entre candidatos se han desatado y, lo que es aún más insólito, han enfrentado claramente al presidente de la gestora, Carlos Tusquets, con Joan Laporta, el candidato que a tenor de las encuestas ha salido más perjudicado por el aplazamiento. La campaña vive un tiempo extra volcánico.
La gota que ha desencadenado la tormenta es la posibilidad de fichar a Èric García en el mercado de invierno. Nadie hubiera imaginado que el tema que rompería hostilidades fuera la posible incorporación de un jugador de 20 años, ahora o en verano.
Ante el dilema, las posiciones son divergentes. Víctor Font quiere traerle ya porque asegura tener un acuerdo particular con el City que no afectaría a las arcas del Barça más que en 230.000 euros en este ejercicio y que el jugador está dispuesto a aplazar su sueldo hasta la próxima temporada.
Absolutamente opuesto a esta medida está Laporta. El expresidente se niega en redondo a este pago. Laporta amenazó además por carta a Tusquets de que si fichaba a Èric le haría responsable de la situación económica del club, a lo que Tusquets respondió con otra carta durísima en la que le decía que “tendría que anteponer los intereses del club a los suyos electorales”.
Ayer, Laporta envió otra carta en la que trataba de aliviar la situación. Lamenta que sus “recomendaciones” se hayan tomado como amenazas, pero no evitó un último pellizco a Tusquets diciendo que entiende “su nerviosismo”
Por su parte, Freixa es partidario de que venga gratis. “Si se fue con la carta de libertad, tiene que volver de la misma forma”, aseguró.
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Paso atrás El antiguo presidente baja el tono con una tercera carta a la gestora