La Azzurra, del infierno al cielo
De quedarse fuera de Rusia 2018 a campeón de Europa
Cuatro años ha necesitado Italia para pasar del peor momento de su historia a uno de los mejores.
Donnarumma. El cambio llegó en la portería. El joven Donnarumma derribó la puerta y se consagró como uno de los mejores porteros del mundo, además del MVP del torneo. Quitar a Buffon de la titularidad no iba a ser una tarea sencilla, pero lo logró el portero, ex del Milan, gracias a la confianza de Mancini. Fundamental.
Centrocampistas. Candreva y Parolo fueron los interiores de Italia el día de la histórica eliminación ante Suecia en San Siro que les dejó sin Mundial. Buenos futbolistas, pero desde luego muy alejados del nivel y del estilo de Veratti y Barella. Por detrás de ellos, antes y ahora, Jorginho, muy mejorado como mediocentro posicional.
Mancini. Otro que cambió el chip a la selección y a él mismo fue el técnico Mancini. Lejos de aquel perfil defensivo que desesperó en el City y fracasó en otros clubes, incluso que acabó dirigiendo en
Turquía, ha demostrado ser un entrenador valiente que ha cambiado la mentalidad italiana. Su equipo ha querido morder y buscar la presión muy alta siempre.
Jóvenes. Dos nuevas generaciones Sub-21 se han colado en el equipo, ambas rivales de España en los últimos Europeos. La de Bernardeschi y Donnarumma, por un lado, y la de Chiesa (y el más joven Raspadori) por otro. Y muchos más jugadores que van a ir saliendo. Italia vuelve a trabajar las categorías inferiores con acierto.
Confianza. Aunque hubo cambios evidentes en el equipo, Mancini mantuvo el cuajo en puestos fundamentales como los centrales o el delantero centro. Bonucci y Chiellini siguieron en el eje y demostraron una gran autoridad en la Eurocopa; no estuvo tan bien Immobile, aunque se mantuvo como titular todo el torneo y trabajó todo lo que le pidió su técnico.
Mancini Tras fracasar en Turquía, ha sido el gran artífice del éxito