El tributo a una leyenda del deporte español
Después de un duro ciclo olímpico marcado por las lesiones y con 30 años, Mireia Belmonte vive unos Juegos especiales con aroma a despedida
Si Pekín fue el estreno, Londres la liberación y Río la consagración, Tokio representa para Mireia Belmonte el tributo a la mejor carrera acuática que ha protagonizado un nadador español en la historia, como lo atestiguan sus cuatro medallas olímpicas, seis mundiales y 13 europeas, al margen de otras tantas (21) en piscina corta, un listón tan difícil de superar en España como el de Michael Phelps a nivel mundial.
“Mi objetivo es meterme en las finales”, explica Mireia, que ha visto reducido su programa de cinco a tres pruebas más otra de relevos, un calendario menos exigente. Desde el Mundial de Budapest de 2017 no se ha subido a un podio internacional. Primero, en 2018, aparecieron unos problemas de salud (vértigos) que le apartaron del Europeo. La preparación en 2019 tampoco fue la mejor y en el Mundial de Gwangju solo nadó una final. La pandemia, otras molestias inguinales y posteriormente en el hombro acabaron de rematar una preparación escasa.
No está en el top ten ni de los 400 estilos (donde debuta hoy, 13:30), ni de los 800 y 1.500 libre, pruebas en la que ha competido hasta seis segundos por encima de sus tiempos. Su entrenador, Fred Vergnoux, no estará por primera vez en una gran competición con Mireia. Ha tenido que decidir si estar con las aguas abiertas o con los nadadores y ha optado por estar con Alberto Martínez, en consonancia con la dirección técnica.
En una entrevista a El País, Vergnoux comentó lo siguiente cuando habló de la importancia de los entrenadores en los nadadores: “En el ambiente de la natación contemporánea el que manda es el nadador. Y así no funciona.”.
Después de Tokio, el francés será el nuevo director deportivo del Metropole canario, por lo que queda en el aire si la badalonesa seguirá ligada a Vergnoux o si se desvinculará. “Estoy centrada en los Juegos”, dijo la badalonesa. Eso vendrá después, porque ahora, en Tokio, Mireia vivirá un homenaje a la altura de lo que sigue siendo, el icono de la natación española y la mejor de siempre.
Su reto “Mi objetivo es meterme en las finales”, asegura Mireia