El verano más exigente
La Selección femenina de baloncesto, que ya jugó el Eurobasket, lleva más de dos meses concentrada
La Selección femenina de baloncesto tiene una segunda bala en la recámara para no cerrar el verano sin medallas. Tras el varapalo del Eurobasket de Valencia ha activado su sueño olímpico. “Pocas veces puedes resarcirte de un golpe tan duro en tan poco tiempo”, confiesa el seleccionador Lucas Mondelo. La pandemia y el aplazamiento de los Juegos han provocado que España dispute su segundo campeonato en poco más de un mes y que el próximo 8 de agosto cierre una concentración de casi tres. “Es ilusionante, pero a la vez exigente”, reconoce Jordi Aragonés, preparador físico de la Selección desde 2012.
España se concentró el 15 de mayo. Las jugadoras del Valencia (Cristina Ouviña, Queralt Casas, Laura Gil y Raquel Carrera) y el Avenida (Silvia Domínguez, Maite Cazorla y Leo Rodríguez) tuvieron ocho días de descanso tras la finalización de la LF Endesa, mientras que otras habían acabado bastante antes o seguían en marcha, como Astou Ndour, que se incorporó más tarde porque estaba disputando la WNBA con Chicago Sky. “Siempre procuramos que lleguen todas a un nivel parecido”, explica Aragonés. “Intentamos individualizar cada caso para que Lucas, cuando se inicia la concentración, pueda disponer de las jugadoras en un estado de forma similar”.
Aragonés, que comenzó a trabajar en el baloncesto femenino en 1999, reconoce que se nota mucho la profesionalización porque todas llegan con los deberes hechos. “Son muy conscientes de que tienen que trabajar, que no pueden estar paradas. Cuando estaba en Extrugasa algunas llegaban a la pretemporada después de pasarse cuatro meses sin hacer nada. Ahora, en cambio, casi todas tienen un preparador físico personal o si no, hacen el trabajo que les mandas. Saben lo que está en juego”.
A pesar de la desilusión del Europeo, donde España cayó en cuartos ante Serbia y dijo adiós al Mundial de 2022, el campeonato le ha dado a la Selección “una base física y técnicotáctica para los Juegos”. El equipo pagó la incertidumbre y la ansiedad generadas por los positivos de Alba Torrens y Tamara Abalde a seis días del inicio del Eurobasket. “Nos afectó la tensión, el miedo. Intentamos que las jugadoras tuvieran un trabajo físico en las habitaciones, cuando no pudimos entrenar porque había peligro de brote, pero podían hacer más bien poco”, recuerda Aragonés. La Selección, que sólo tuvo unos días de descanso (y para limpiar la mente, como reconocía Leo Rodríguez) tras el Eurobasket, se reunió de nuevo el 5 de julio en Málaga. Doble enfrentamiento ante Francia, trabajo en Madrid y rumbo a Tokio. La última parada del verano más exigente.
Aragonés “El Europeo nos ha dado una base para los Juegos”