AS (Baleares)

Araujo salva a un

El uruguayo consigue el empate en un partido terrible ● El Granada peca de incrédulo

- SANTI GIMÉNEZ

Estaba el Barça en la UCI, en la lona, en los tubos, en la venta, listo para papeles o como lo quieran llamar. Y más que el Barça, lo estaba Koeman, que se veía más fuera que dentro porque en el minuto 89 perdía y fue Araujo, el nuevo ídolo del Camp Nou, el que empató un partido ante el Granada que pintaba a tragedia.

Hay leyes de vida inmutables y una de las más sólidas es la que proclama que si algo va mal, siempre es susceptibl­e de ir a peor. Y el Barça se aplicó con ganas.

A pesar de presentar una alineación revolucion­aria con una defensa casi de juveniles el equipo blaugrana conjuró cualquier intento de ilusionars­e con un boicot de tomo y lomo por parte de las vacas sagradas. Busquets estuvo más flojo que la gelatina en la defensa del primer saque de esquina del

Granada, en el que Machís hizo con él lo que quiso y centró para que Ter Stegen, una vez más, viera pasar la pelota delante de su radio de acción, que fue rematada por Duarte ante el pasmo de Frenkie.

Dos minutos, 0-1 y el Camp Nou empezó a entonar los silbidos ante lo que se avecinaba. Cuando la piel está quemada, y en el Barça está al rojo vivo, cualquier roce crispa. Y el Camp Nou no está ya para mandangas. Se silbó después del tanto de Domingos, se silbó la segunda pérdida de balón de Coutinho y puestos a silbar, el respetable silbó hasta el cambio de Balde, que se fue lesionado antes de acabar la primera parte. El público del Camp Nou es en estos momentos un señor enfadado en un autobús a primera hora de la mañana de un lunes esperando que alguien le pise para poder montar una bronca.

Con este idílico panorama, el Granada jugó una carta arriesgada. Por fútbol hubiera podido dar la puntilla al equipo de Koeman, como lo demostró el remate de Jorge Molina en el minuto 12 que se fue por encima del larguero, pero optaron los de Robert Moreno por la pérdida de tiempo sistemátic­a.

Sergi Roberto disparó al larguero, Maximiano se lució ante un cabezazo de Araujo y un chut de Dest, que era el atacante más profundo del Barcelona.

Al Granada le quedaba una segunda parte de resistenci­a y al Barça de urgencia. Para afrontarla, Koeman ya había advertido que la vía aérea era la más adecuada, por lo que la presencia de Luuk de Jong era más que obligada.

El delantero holandés entró de inicio en el segundo acto por Sergi Roberto, con lo que el Barça

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Ronald Araujo, en una refriega con los jugadores del Granada en los últimos minutos del partido de ayer en el Camp Nou.
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