Hacia los contratos de 300 millones
La NBA anticipa un contrato televisivo de récord ● Los salarios de las estrellas se elevarán de manera exponencial
La edad de oro que ha vivido la NBA en los últimos años, con el bache inevitable de la pandemia del que va sacando la cabeza, se asentó en el contrato televisivo que entró en vigor en 2016: Disney (que acapara accionariado en ESPN y ABC) y Turner (TNT) aceptaron pagar 24.000 millones de dólares por los derechos de la competición durante nueve temporadas (2016-25). En el anterior acuerdo, Disney pagaba 485 millones anuales y Turner, 445. La cifra pasó a triplicarse: casi 2.700 millones totales por año. La NBA, que antes de la pandemia generaba unos 8.000 millones al año, establece cuánto pueden gastar sus 30 franquicias en salarios de jugadores (el salary cap) a través del BRI (Basketball Related Income): todas las cantidades relacionadas directamente con los partidos de baloncesto. Entradas, merchandising… y derechos de televisión.
El salario medio de los jugadores alcanzó los 7 millones al año. En 2017, Stephen Curry firmó el primer contrato de más de 200 millones totales (201 por cinco cursos). Giannis Antetokounmpo renovó el suyo con los Bucks, en 2020, por 228 millones también en un lustro. De media, 45,6 al año. Después, Curry firmó una ampliación hasta 2026 con la mayor media anual de la historia: 53,8 millones. Justo antes del nuevo acuerdo televisivo (temporada 2015-16), el salary cap (el total a gastar en salarios de cada equipo en una temporada) estaba fijado en 70 millones. Para la 2016-17, la lluvia de dinero de las televisiones lo lanzó a 94,1. Una nueva NBA.
En 2025 acabará ese acuerdo que cambió las normas del juego. Y ya se negocia uno nuevo que puede poner a la Liga en números todavía más increíbles. Según Jabari Young (CNBC), la NBA espera llegar hasta los 75.000 millones por otro tramo de nueve años, con preferencia para los mismos socios (Disney y Turner). Se pasaría de unos 2.700 millones al año a más de 8.000. El cap, ahora en 112 millones, se podría disparar más allá de los 170 anuales. En esa estimación, los contratos máximos de cinco años superarían los 300 millones y acabarían en 79 en el último. Por encima del total del cap en 2015 (70 millones).
En marzo, la todopoderosa NFL renovó sus acuerdos televisivos en números históricos: 100.000 millones por once temporadas (2023-33). Más de 9.000 al año, una cifra a la que la NBA quiere acercarse a pesar de que su peso entre el público estadounidense es mucho menor. Cuenta a su favor con el sesgo demográfico: sus seguidores son los más jóvenes de las grandes Ligas del país, un caladero muy apetecible, y su impacto global es mucho mayor del de la NFL, un bastión inamovible a nivel doméstico. La recuperación de las audiencias post-pandemia hace que las grandes televisiones no duden. El deporte no solo es un pilar obvio de sus programaciones, sino que se ha convertido también en un gancho esencial para el éxito de los nuevos sistemas de streaming.
En 2016, esa lluvia de millones, que en parte exigía gastar mucho más (los equipos tienen que cubrir un mínimo del 90% del cap), provocó una deformación del mercado que condujo a una recesión posterior. En aquel verano hasta 35 jugadores firmaron contratos de más de 40 millones, 16 con cambio de equipo. Dos años después, en 2018, solo hubo diez contratos en esas cantidades y solo uno con cambio de franquicia: LeBron James a los Lakers. Los equipos piensan en una intervención de la Liga para que el aumento sea progresivo y no en un solo verano, y ya se habla de negociar unas subidas en el rango de los 15 millones al año. Está por ver si aceptan los jugadores, que tratarán de exprimir al máximo la entrada de nuevos ingresos. Les tocará entenderse.
Números El acuerdo televisivo determina directamente el rango de los salarios
Problema Los equipos prefieren que se negocie una subida escalonada