La leyenda de los banquillos continúa al pie del cañón
Figura clave en el baloncesto de las últimas décadas, llegó a lo más alto con el Barça, el Joventut y la Selección
Aíto García Reneses es uno de los técnicos más laureados y reconocidos del baloncesto español. Sin él no se entendería el baloncesto de este país en las últimas cuatro décadas. Un hombre que con 75 años sigue al pie del cañón, a pesar de haber amagado con dejarlo varias veces. Pero ahí sigue haciendo crecer su leyenda, ahora en Girona junto a Marc Gasol. “Quiero recordar a Ignacio Pinedo, que después de ser jugador suyo me ofreció ser entrenador ayudante en la selección júnior, y recordar a Raimundo Saporta, que me permitió ser entrenador cadete. Y a José Luis Sáez, que me llamó para ser seleccionador en Pekín. Y también a todos los jugadores que han ayudado en mi trabajo”, recordó durante su acto de entrada al Hall of Fame.
Su impacto en nuestro baloncesto viene de lejos y en algunos casos es más que evidente. Por ejemplo, él hizo debutar a tres leyendas como Pau, Rudy o Navarro. Fue Aíto también quien se sentó en el banquillo de Pekín, en 2008, en el que probablemente sea el partido de baloncesto más memorable que se ha jugado entre selecciones. Otras aportaciones no las conocerán todos, pero también están ahí. Como estudiante de telecomunicaciones mientras jugaba en el Barça, los primeros marcadores electrónicos llevaron su firma. Pero su mayor impacto en el baloncesto no fue ni como jugador ni como ingeniero. Fue sin duda desde los banquillos.
Es el cuarto técnico nacional que más títulos atesora: nueve Ligas, cinco Copas del Rey, una Recopa, dos Korac, una ULEB y una Eurocup. Y, por supuesto, la medalla de plata en los Juegos de Pekín 2008, plantando cara a EE UU. Ya está en el Hall of Fame y, mejor aún, sigue estando en el banquillo.