Mil euros por una terraza para ver pasar la barcaza
Los restaurantes, abarrotados
Las redes bullían ayer por la mañana, en las horas previas al desfile de la gabarra, con ofertas de particulares alquilando balcones y terrazas con vistas al Nervión. En la noche del miércoles al jueves muchos aficionados empezaron a tomar posiciones con sillas y tiendas de campaña para asegurarse un buen sitio en ambas márgenes de la ría. Desde temprano, la zona del Ayuntamiento estaba abarrotada, el centro neurálgico del fiestón.
La demanda de balcones se fue intensificando y se ofrecían por Bilbao al precio de 700 euros con capacidad para 10. En otros lugares más alejados, como Erandio, pedían mil por una terraza, con una panorámica muy amplia y la posibilidad incluso de montar una barbacoa.
No solo los particulares aprovecharon el tirón de la celebración del Athletic. Hoteles con habitaciones que tienen vistas a la ría por donde remontaba la gabarra incrementaron sus tarifas de 95 euros a 196 solo por la alegría exultante copera. Aseguraron una ocupación del 85 por ciento. Casi todos los establecimientos hosteleros montaron fiestas privadas para agasajar a los invitados VIP. No se permitía el acceso a estos festejos exclusivos a los huéspedes.
Bares y restaurantes estaban abarrotados, prácticamente completos. El lado más negativo fue que casi todos los pequeños comercios cerraron por la tarde viendo que la clientela iba a brillar por su ausencia y que los empleados pedían ir a la ría.
Algunas discotecas estiraron la jornada, aprovechando las dos horas adicionales concedidas por el Ayuntamiento y trabajaron hasta las ocho de la mañana.
En el agua hubo 110 embarcaciones de particulares que gozaron del privilegio de escoltar a la gabarra. Tenían que abonar entre 250 y tres mil euros dependiendo del tamaño de cada embarcación, el tramo que querían recorrer y el número de pasajeros que transportaran. Había algunos rostros conocidos. Uno de ellos, Iñigo Martínez, aunque apenas se le podía reconocer, con gafas de sol, una enorme gorra de las que se utilizan en el desierto y una camiseta oscura. El central del Barcelona, cuyo equipo jugó la noche anterior en París ante el PSG la ida de los cuartos de final de la Champions League, tomó un vuelo privado desde la Ciudad Condal para celebrar el título de Copa de sus excompañeros. Llegó sobre la bocina para montarse en un barco de su propiedad junto al resto de su familia.
El Museo Guggenheim cerró sus puertas a las 17:00. Las autoridades prohibieron lanzarse a la ría, bajo amenaza de 60.000 euros y la gente estaba desatadísima, pero obedeció. Eso sí, algunos se subieron a señales de tráfico arriesgando en exceso.
Exleón Iñigo Martínez estuvo con su barco tras volar desde Barcelona