Una tormenta evidencia la precariedad de Río
La climatología causa estragos y deja la villa en mal estado
Faltan cuatro días para que arranquen los Juegos pero poco se habla de la competición en la que va a ser la capital mundial del deporte las próximas tres semanas. Caos en el tráfico, protestas en las calles, obras sin acabar y, para colmo, imprevistos meteorológicos. Con tantos problemas no hay forma de que cambie el tema de las conversaciones entre periodistas, deportistas y ciudadanos: todo son críticas por la mala organización de los primeros Juegos de Sudamérica.
Ayer la playa de Copacabana amaneció sin una parte de su enorme franja de arena debido a una tormenta que azotó la costa con olas de hasta 4,6 metros. El agua provocó desperfectos en los estudios de televisión construidos en el emblemático pasillo e inundó parte del centro de prensa y los baños públicos. En el puerto deportivo de la Marina da Gloria, el viento destrozó la principal rampa para el acceso de los barcos al agua de la Bahía de Guanabara.
A nueve días de la primera regata, las discrepancias sobre la gravedad de los daños provocó tensión entre organizadores y regatistas, que tuvieron que utilizar una rampa auxiliar para no perder el día de entrenamiento. Estos afirmaban que la rampa estaba deshecha y necesitaba una reconstrucción total mientras que el Comité Organizador afirmó que los daños no fueron tan graves y que sólo necesitaba un “pequeño arreglo”. Escombros. La organización puso el problema en manos de la empresa responsable de la construcción del puerto, que no se mojó con los plazos: “Tres, cuatro, cinco días. No importa. Se arreglará”, explicó Carlos Arthur Nuzman, presidente del Comité Organizador, durante un evento en una villa olímpica rodeada de escombros y en la que se dibuja un paisaje de paseos sin aceras ni señalizaciones, calles recién asfaltadas, pasarelas improvisadas con andamios...
En las calles llama poderosamente la atención la presencia de 85.000 oficiales de las fuerzas del Estado, incluidos soldados del ejército y la marina armados con unas ametralladoras que no sirvieron para intimidar a un grupo de delincuentes que, montados en motos, cerraron el Túnel Rebouças —el más importante de la ciudad— para robar a los conductores que pasaban por allí en aquel momento. Entre disparos y pánico, muchos abandonaron sus vehículos corriendo a pie por el carril contrario. La policía tardó 25 minutos a llegar al local y nadie fue finalmente detenido.
Mal estado En la villa hay paseos sin aceras, pasarelas hechas con andamios...