El Madrid saca músculo con un Carroll pletórico
Anotó cinco triples ● Rudy respondió al parcial de 16-0 del Maccabi
El Real Madrid ganó en Tel Aviv el gran clásico europeo con una exhibición colectiva. Los blancos dominan el balance por 31-22 después de 53 batallas en las últimas 50 temporadas. Hunter, Randolph, Reyes, Ayón, Llull... Muchas piezas destacadas.
El Madrid ganó el clásico europeo más representado (53 duelos ya, 31-22 para los blancos) con una exhibición colectiva en la que Carroll puso la puntería (5 de 8 en triples) y Rudy Fernández acudió al rescate cuando entraba agua en la barca. Fue justo tras el parcial de 16-0 que descerrajó el Maccabi para abrir el tercer cuarto (49-46), un golpe del que otros no se hubieran repuesto.
El alero encadenó 13 puntos y le puso la mascarilla de oxígeno a sus compañeros. Salvamento marítimo en colaboración con Reyes, que rompió la funesta racha con un tres más uno.
Los de Laso habían abierto brecha con su dominio de la zona y del rebote, justo cuando el satélite nos dejó sin retransmisión televisiva. Fueron diez minutos a reloj parado sin imágenes. Ya entonces aparecía el primer boceto de la receta ganadora. Movilidad y balones dentro para colapsar la muralla (débil) del Maccabi. Primero fue Thompkins, luego Ayón y, en pleno apagón, apareció Hunter al tiempo que Carroll le daba apoyo de francotirador.
Los locales vieron tantos frentes abiertos que amenazaron colapso (27-42). El Real había detectado el punto débil del adversario, justo bajo su aro, y fue a por él, pero tampoco olvidó la fortaleza del enemigo, su enorme capacidad ofensiva. La controló cuidando el balón y limitando las pérdidas.
Muchas virtudes concentradas que se disiparon en cinco minutos fatídicos de desorientación total en ataque (del 33-46 al 49-46). La máquina se había parado y las malas decisiones y el poco acierto dio alas a un Maccabi sin bases, con Seeley, Goudelock, Weems y Rudd a la carga. Se metió en el partido pero no lo ganó. El Madrid se recompuso pese al 0 de 8 de Llull pero también por sus 11 asistencias. Carroll añadió otros dos triples (el último con personal incluida) mientras Randolph se hacía pieza útil del engranaje. El Madrid volvía a fluir, buena circulación de balón para acabar sacando músculo en Tel Aviv.