AS (Catalunya)

Desafío con dudas en el Camp Nou

La Real buscará hoy la gesta ante un Barça sin sus referentes en el centro del campo

- SANTI GIMÉNEZ LA PREVIA

Hace una semana, el Barcelona logró romper con el gafe que le ensombrecí­a cada vez que visitaba Anoeta y está ahora a las puertas de las semifinale­s de Copa tras ganar 0-1. Pero el trabajo no está completado. La Real ha dejado claro que no se rinde, del primer acto salieron ambos contendien­tes con heridas abiertas y cuentas por saldar y encima las bajas de Iniesta y Busquets dejan al conjunto culé huérfano de los dos jugadores que definen el tiempo del partido. El gran reto del Barça hoy, cuando más necesitarí­a la pausa y la inteligenc­ia, es el de encontrar un plan para no convertir el duelo en un peligroso intercambi­o de golpes.

La Real de Eusebio ha sido uno de los equipos que mejor ha maniatado al Barcelona poniendo en práctica una serie de mecanismos que vienen a ser la horma del zapato de las mejores virtudes culés: presión alta, posesión, reducción de espacios... Cualidades todas ellas que tendrían su antídoto en la calidad de Iniesta y en la pausa de Busquets. Sin ellos, no le queda otra a Luis Enrique que improvisar la línea de centro del campo con un mediocentr­o, o dos, que permitan capear el temporal que se avecina en una zona del campo donde, como se vio hace una semana, nadie va a tener dos segundos para pararse a pensar ni un metro para respirar.

El factor Messi. Más allá de la alineación que decida Luis Enrique para suplir a dos de sus mejores jugadores, el asturiano cuenta con la opción de emitir en cualquier momento la señal luminosa del murciélago y que desde la Batcueva aparezca Leo Messi para solventar lo que se tercie en cualquier lugar del campo. Cada semana que pasa, cobra peso la idea de que Messi es como Batman, tal y como dijo Sampaoli y refrendó Michel. Si hay un incendio, como pasó en Eibar, en el centro del campo, allí aparece Leo para ordenar al equipo. Si la cosa se tiene que decidir a balón parado, de nuevo Messi al rescate y si hay que estar en boca de gol, lo mismo. Y por encima de todo no hay que olvidar que Messi salió de Anoeta muy enfadado por ciertas actuacione­s. Del colegiado, de los rivales y de lo que sucedió en las redes. Y a Batman, digo a Leo, es mal negocio enfadarle.

Cambio L. Enrique deberá improvisar un medio centro... o poner dos

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