Un punto más... de ambición
El 2-2 de Balaídos deja lecturas diversas. Un partido marcado por la clara expulsión de Fontàs, en las postrimerías del primer tiempo, que pareció abrir un halo de esperanza en el horizonte, pero que no llegó a concretarse en un regalo en forma de tres puntos. El punto conseguido en el vetusto Balaídos puede considerarse positivo o no tan positivo en función del listón de ambición clasificatoria que nos pongamos. Si lo miramos con un prisma de cumplir el ya manido objetivo Top 10, está claro que suma mucho para consolidar dichas aspiraciones. Sin embargo, si lo analizamos en clave clasificatoria para la Europa League, ya sea vía sexta o séptima plaza, el resultado no lo es tanto, dejando un sabor un tanto agridulce. Personalmente me decanto por esta última visión. Era un partido propicio para ganar.
Jugar 50 minutos ante diez y no rematar a puerta resulta un bagaje demasiado pobre para alguien que quiere optar a descabalgar en la clasificación a un rival directísimo que estaba tocado por la inferioridad y cargado en sus piernas por la acumulación de viajes y partidos. En fin, una oportunidad perdida. Escaso botín para un equipo que compite, pelea, lucha, pero al que le falta un plan B y una dosis de ambición para ir a por este tipo de partidos sabiendo que es mucho más lo que puede ganar que lo que pude perder. El fútbol, por el contrario, siempre da segundas oportunidades, y mañana en Villarreal tenemos una nueva posibilidad de demostrar, de una vez por todas, que no nos conformamos con hacer una temporada digna, sino que queremos más, queremos pelear por Europa hasta el final.