Es una temporada excelente
Parece que la palabra Europa ha sido kriptonita para el Girona. Desde que, una vez salvado por la vía rápida, el equipo se fijó el objetivo de la Europa League, sus resultados han caído en picado como su nivel competitivo. Ha sumado cinco de los últimos 24 puntos posibles y en casa no consigue ganar desde hace cuatro partidos. Conserva remotas opciones de clasificarse (que serán nulas si el Sevilla vence al Real Madrid mañana) pero solo los extremadamente optimistas encaran lo que queda con la calculadora en la mano. Veremos dónde dejará el listón de la permanencia el Deportivo en los dos partidos que quedan, pero en ningún caso superará los 37 puntos que el Girona tenía en la jornada 26 y necesita un pleno para ir más allá de los 34 que tenían los rojiblancos en la 24. No hacen falta calificativos.
Lo que haya pasado en estas últimas jornadas no puede empequeñecer la magnitud de la proeza, pero para que la foto final sea fiel al recuerdo sería importante acabar bien. Y eso quiere decir derrotar al Valencia este sábado en Montilivi (que me perdonen los aficionados che) y terminar entre los diez primeros, una posición que el Girona ha ocupado durante dos terceras partes de la competición. Es un objetivo mucho más prosaico que aspirar a Europa, pero quizás más acorde con las posibilidades... Y, pase lo que pase, habrá que celebrarlo. Sobran motivos.