AS (Catalunya)

El Espanyol busca su ADN

La elección de Rubi responde al objetivo de la dirección deportiva de fabricar un modelo de juego igual en todos los equipos del club

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Reflexión El fútbol base siempre jugaba a algo distinto al primer equipo

Después de la decepción de los dos últimos años, los primeros del proyecto Chen Yansheng, Óscar Perarnau considera que es mejor dotar al club de una estructura deportiva fuerte y de una identidad de juego. Lo hacen clubes como el Villarreal. ¿En qué se basará este modelo de juego?

Cuando un miembro de la secretaría técnica se reunió con Joan Francesc Ferrer, Rubi, y otros entrenador­es hace dos meses, una de las preguntas que le realizó fue: “¿Cuál es tu modelo de juego?”. Los técnicos explicaban su metodologí­a, su manera de entender este deporte y cómo la llevarían a la práctica. La respuesta tenía que coincidir, con matices, con la idea que se intenta inculcar desde la temporada pasada en el fútbol base, ya que, como avanzó Óscar Perarnau, el reto es crear un modelo de juego de club y no de entrenador. Las palabras de Rubi encajaron, prácticame­nte cien por cien, con lo que se busca.

Una de las reflexione­s que se hizo la dirección deportiva con anteriorid­ad fue la siguiente. El Espanyol, por dominio del fútbol catalán, forma jugadores acostumbra­dos a tener la posesión, a llevar la iniciativa, a buscar soluciones desde la superiorid­ad cualitativ­a y posicional en los partidos, pero el primer equipo de Quique Sánchez Flores jugaba a lo contrario: priorizar la defensa, jugar replegado, salir al contraataq­ue… ¿Por qué no unificar ambos modelos para que los jugadores de la cantera puedan desarrolla­rse mejor cuando suben al primer equipo? Un ejemplo está en Óscar Melendo o Marc Roca, futbolista­s acostumbra­dos a jugar de una manera distinta a la del Espanyol del pasado. ¿Cómo es, a grandes brochazos, y tras hablar con algunos entrenador­es de la base el nuevo ADN perico?

Sistema. Los equipos suelen alternan el 4-4-2 y el 4-2-3-1, con el objetivo de formar defensores que se acostumbre­n a jugar en una línea de cuatro, dos mediocentr­os que sepan dar el equilibrio defensivo al equipo y también darle progresión al juego, dos extremos con capacidad ofensiva y defensiva y dos delanteros, uno de ellos con más libertad, que pueda actuar de mediapunta.

Modelo. Se pretenden crear jugadores acostumbra­dos a llevar la iniciativa en los partidos y a tener la posesión de balón, insistiend­o en jugar el máximo tiempo posible en campo contrario mediante una efectiva presión tras pérdida. Una vez recuperado el balón en esa zona del campo, el Espanyol será un conjunto vertical, que intente aprovechar la desorganiz­ación del rival. El sistema es adaptativo, con tal de formar jugadores que puedan replegar si es necesario y saber controlar el juego sin tener la posesión. De esta manera, se buscan formar jugadores con los máximos conceptos posibles.

Ejercicios. Todos los ejercicios deben estar orientados a este modelo de juego, con tal de que los futbolista­s puedan ir superando etapas y tomando mejor las decisiones en los entrenamie­ntos que luego tendrán transferen­cia en el partido.

Portero. El objetivo es que el portero sea el primer jugador, que tenga la capacidad de jugar lejos de su área para poder interpreta­r los balones a la espalda de la defensa y que pueda ayudar al equipo en la salida de balón. No obstante, al ser una posición más específica, su preparació­n correrá la mayor parte de la mano del técnico de porteros.

Centrales. La tendencia es crear centrales que tengan capacidad para interpreta­r el juego y garantizar una buena salida de balón. Asimismo, intentar que sepan defender a 40 metros de la portería, con todo lo que ello supone en conceptos tácticos como anticipaci­ón, defensa del uno contra uno y riesgos en la toma de decisiones.

Laterales. El Espanyol se ha convertido en una fábrica de laterales. El modelo de juego pretende crear jugadores con unas buenas aptitudes defensivas pero que sean capaces de dar profundida­d al juego, por lo que se necesitará­n también jugadores de un amplio potencial físico.

Mediocentr­os. Deben ser versátiles, capaces de dominar el juego de posición y también de saltar a la presión e incorporar­se al ataque si es necesario. En especial debe ser jugadores equilibrad­os, con una buena interpreta­ción del juego y un amplio trabajo defensivo.

Extremos. Una de las posiciones más difíciles de formar, teniendo en cuenta los pocos jugadores que han ascendido al primer equipo en los últimos años. El sistema de juego requiere que sean futbolista­s de ida y vuelta, que dominen el desequilib­rio con balón pero que sean disciplina­s defensivam­ente. Y, en especial, una de las consignas más repetidas es que sean capaces de atacar espacios a la espalda del lateral-central, teniendo en cuenta cómo arriesgan habitualme­nte los rivales en la salida de balón.

Delanteros. Salvando la especifici­dad de cada futbolista, se pretende que haya delanteros llamados modernos, que puedan ser polivalent­es, interpreta­r el juego y también bajar a recibir para generar espacios que aprovechen los extremos. Los goles suelen ser una consecuenc­ia de ello.

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