F1 2018: Alonso se despide con el mejor título de la saga
La inclusión del HALO condiciona la perspectiva del juego
Cada año Codemasters se enfrenta al reto de presentar el simulador oficial de la F-1 sin la presión de una competencia directa , pero con la exigencia de mejorar un producto que en la gran mayoría de los aspectos está ya muy pulido.
Este año se ha hecho una apuesta por conseguir que el jugador se sienta un auténtico piloto de F-1 y para ello ha trabajado sobre dos aspectos: el modo trayectoria, que se ha renovado por completo, y las físicas de las suspensiones y rueda.
La vida de un piloto. El modo trayectoria se ha convertido en la gran estrella del juego ya que permite al usuario integrarse en un equipo del campeonato y participar
de la temporada desde dentro. Tendrá voz sobre qué mejoras deben hacerse, aunque no siempre acaben con éxito su desarrollo y tendrá que lidiar con la Prensa para forjarse una imagen que será importante a la hora de manejarse dentro de la escudería. Se ha cambiado el árbol tecnológico y se ha personalizado para cada equipo.
Ojo a los pianos. Para los veteranos de la saga (2009) la gran novedad será la suspensión, que presentará un comportamiento más realista, siendo más difícil de controlar el paso de curva por los pianos y dejándose notar las irregularidades de las pistas.
El HALO. La inclusión del dispositivo de seguridad condiciona, y mucho, la visibilidad desde el cockpit. Codemasters ofrece varias soluciones aunque en la perspectiva más realista se pierde gran parte de la visión.
Una vez más, un juego brillantemente acabado, con todas las licencias (pilotos y escuderías) y visualmente, espectacular.