Valverde pidió una plantilla corta; el club se pasó de frenada
arriesgada porque el equipo se quedó sin central derecho. Lo del canterano tuvo cierta razón de ser. Había superpoblación en la medular.
Más extraño fue lo de la delantera. Con Suárez lesionado y Dembélé sin dar ninguna prueba de fiabilidad después de su lesión ante el Dortmund, el club decidió vender a Carles Pérez y no fichar.
Poco después, Dembélé cayó lesionado. Sólo entonces reaccionó el Barça gracias a justificar que la baja del francés sería de larga duración. Para entonces, Braithwaite ya no podía ser inscrito en Champions.
La fatalidad ha extremado la situación. Sergi Roberto y Jordi Alba, los supuestos laterales titulares, han caído lesionados. Y en la Champions, el panorama con vistas a la vuelta de octavos es preocupante. Busquets y Vidal no jugarán por sanción, Braithwaite no puede hacerlo y no está garantizado que para entonces Alba y Sergi Roberto estén a tope. Busquets y Rakitic mandaron mensajes sobre el asunto después del partido contra el Nápoles. Setién se ha posicionado como hombre de club. Pero, haya lesiones o no, y aunque se recuperen los actuales lesionados, hay puestos que están tiritando.
El Barça sólo tiene tres centrales del primer equipo y uno de ellos, Umtiti, tiene problemas crónicos en la rodilla izquierda. Los laterales sí están doblados y, en el centro del campo, hay piezas relativamente suficientes. En la delantera, sin embargo, Messi y Griezmann son los únicos jugadores del primer equipo que pueden jugar las dos competiciones. Braithwaite echará un cable en LaLiga y Ansu, aún jugador del filial, ya es casi del primer equipo. El caso es que el Barça, a día 27 de febrero, sólo tiene 13 jugadores de campo de la primera plantilla sanos y uno de ellos no puede jugar Champions. Con los atenuantes que sean, mirar a la planificación es una obligación. “Ha sido así”, susurró Busquets. A veces no hace falta decir más.
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