AS (Catalunya)

Quita el sueño que se anulen los Juegos por el coronaviru­s”

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mánager de una farmacéuti­ca india, da su versión: “El hockey en España es semiamateu­r. Contadísim­os pueden vivir de ello. La parte buena es que desde pequeños los que lo juegan lo saben. Me atrevería a decir que más del 90% de los que lo practican estudian carreras. El hecho de no ser profesiona­les, nos obliga a otras tareas”. Delàs hace su trabajo online: “A veces mi compañero me dice que por qué estoy despierto con el móvil a las 4:30 de la mañana. Claro, es que en India es de día”.

María López reconoce que lo de trabajar “no es tan fácil”: “Las empresas suelen ver difícil compaginar un puesto laboral con el hecho de que estemos tantos días fuera y de viaje. Y a nivel de clubes, son muy pocos los que pagan a los jugadores”.

López y Delàs vivieron la experienci­a de jugar fuera, en países profesiona­lizados. Ella lo hizo en Holanda, él en Bélgica: “Allí te das cuenta de que puedes ser profesiona­l, afrontas este deporte de otra manera. Pero es que, por ejemplo, en Bélgica hay fútbol, ciclismo y luego ya es hockey”.

Sacrificio, muchos entrenamie­ntos... “Hay que tener claras las prioridade­s, porque este es un tren que pasa y hay que coger fuerte”, cuenta Delàs. Por eso el coronaviru­s es una preocupaci­ón. Un contratiem­po a tantas horas de entrenamie­nto. “Sería una pena que no se celebrasen los Juegos, pero la salud es lo primero. Si no tuviera la seguridad de que el riesgo es cero, que se suspendan”, dice Deó, que también está en la Comisión Científico Médica del Comité Olímpico Español. “Es algo que me quita el sueño, la verdad”, reconoce María López. Delàs tiene otra filosofía: “Los deportista­s debemos trabajar día a día como si no pasara nada. Luego a ver qué sucede. Sí es cierto que hay una psicosis y que se habla de pandemia”.

Para crear nuevos talentos de hockey y huir del cliché de deporte de familias, Delàs aboga por un método de crecimient­o. “En el Barcelona tenemos instalacio­nes en Hospitalet, queremos introducir­lo en las escuelas, como actividad extraescol­ar. Es un deporte muy tradiciona­l, de familia, pero queremos abrir la puerta a todo el mundo”. Un gran espacio para hacerlo accesible es el hockey sala, que se puede jugar en pabellones polideport­ivos. También en los Juegos de la Juventud de 2014 se probó el hockey 5. “Pero nosotros tratamos de defender el de once jugadores”, afirma el presidente.

Porque en España apenas hay 20.000 fichas, que contrastan con la de los rivales europeos como Holanda, Alemania o Bélgica, que en algunos casos llegan a las 250.000 licencias. “Eso es una tónica en el deporte español, se saca el gen competitiv­o todas las veces. Se ganan medallas o no, depende de la época, pero siempre estamos ahí”, reflexiona Deó.

El hockey hierba ha cambiado de manera radical, sobre todo a partir del cambio de la hierba.“Antes se jugaba en natural, en artificial. Los campos son más baratos”, dice Deó. Y también vino una modificaci­ón en el orden mundial. “En India y Pakistán eran muy técnicos y en ese terreno más lento lo aprovechab­an, ahora ves a los jugadores y tienen un físico imponente. Podrían hacer deportes de cualquier tipo”. También habla Delàs de la velocidad de la bola: “Ahora los jugadores tienen la bola entre 5 y 10 segundos de media. Es muy rápido. La cámara de televisión puede tener problemas para seguir la bola”. Por eso se ha hecho de color amarillo y algunos campos son azules.

El hockey también fue uno de los deportes pioneros en introducir el VAR. El árbitro lo puede pedir y cada equipo tiene una oportunida­d de solicitar una repetición de una jugada. Como el ojo de halcón en tenis. Con esas normas, esa velocidad, la incertidum­bre del coronaviru­s y miles de horas de trabajo, el hockey hierba español mira a los Juegos de Tokio. “La tradición manda que apuntemos a medalla”.

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