AS (Catalunya)

La revancha de Niko

El español perdió su título mundial en Tokio y espera vengarse en verano Ha ganado tres Grand Slams

- JESÚS MÍNGUEZ

Nikoloz Sherazadis­hvili, Niko Shera o, simplement­e, Niko será una de las grandes bazas de España en los Juegos de Tokio (24 julio-9 de agosto). Cumple 23 años el día 19, nació en Georgia pero llegó con 14 a España, donde se ha formado como judoca. Encontró a Quino Ruiz, su maestro, en Brunete (Madrid) y este supo enseguida que tenía una perla entre sus manos que ya deslumbra. Tras ganar el Mundial 2018 en -90 kg, tropezó en el de 2019 en el Budokan, escenario de los Juegos este verano, y ahora encadena una plata y tres oros en el circuito internacio­nal y es líder con holgura del ranking mundial. Un luchador espectacul­ar, con el arma del Uchi-mata (técnica de proyección de pierna) siempre cargada y con una enorme clarividen­cia táctica en el ajedrez del tatami.

Del prestigios­o Grand Slam de París se vino con el oro y una sonrisa. En el camino dejó al francés Axel Clerget, su bestia negra, el hombre que le amargó el Mundial en Japón. “Voy tachando rivales, y este se me daba mal. Pero ya le he ganado ante su público y van dos veces seguidas, lo que demuestra que he mejorado táctica y físicament­e”, explica Niko con la voz pausada, en un castellano perfecto que no denota que vino al mundo en Tiflis, como guardando energías solo para el tapiz.

“En 2019 comencé mal por una lesión que no me dejaba entrenar al cien por cien (tuvo problemas de espalda) y perder en el Mundial fue un golpe muy duro, un pequeño fallo que no se me perdonó. Pero en un mes y con constancia había recuperado la motivación y llegó un oro en el Grand Slam de Brasilia que me sirvió para ir quitándome un poco la espinita”, relata. “Ese triunfo no me consoló, pero me dije: ‘Mejor perder aquí en el Mundial que no en los Juegos’. El daño ya se ha ido, y cuando pienso en Tokio y en las medallas se me olvida todo”, advierte con ánimo de disfrutar de su gran venganza en el mejor escenario posible. Los japoneses tampoco le amedrentan. En París, ganó por ippon (máxima puntuación) a Kenta Nagasawa.

Tanta ventaja tiene en el ranking que este año competirá muy poco. Ha programado ahora una concentrac­ión en Alemania y hará luego el Europeo de Praga (1-3 mayo). Entre medias, permanecer­á tres semanas en Japón (si la crisis del coronaviru­s no lo impide), rodándose entre la élite y perfeccion­ando su técnica. “Todos los judocas tenemos que pasar por allí un par de veces al año, porque la base que hay en sus gimnasios no la encuentras en ningún sitio”, cuenta. Y allí, en la cuna del judo, pretende reinar el 28 de julio. Para tomarse revancha del Mundial en el Budokan, el templo sagrado de las artes marciales. El mejor escenario para que el judo español retome un camino de medallas del que salió en Pekín 2008 para no volver.

Palo “Perder el Mundial fue duro, pero me dije: ‘Mejor ahora que en los Juegos”

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Niko, delante de una turbina de avión en un acto de Iberia.

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