AS (Catalunya)

Woods, etapa y liderato con Froome lejos

- —D. M.

■ El canadiense Michael Woods, de 33 años, se impuso en la tercera etapa de la Tirreno Adriático, la más larga de esta edición con 217 kilómetros entre Follonica y Saturnia. La gran dificultad del día era el doble paso por el Poggio Murella, un corto muro con rampas de hasta el 21%. En su segundo y último paso, a 12 kilómetros de meta, Woods atacó para coronar en solitario. En el descenso, el polaco Majka se unió a la cabeza, pero sin fuerzas para poder disputar la victoria a un Woods que además pasa a liderar la carrera. Simon Yates y Thomas llegaron a 33” y Froome, muy lejos: a 18 minutos. Hoy, jornada exigente con dos puertos especiales.

suelen llegar cuando lo haces”, dijo aún en la pista el asturiano, que entró con valentía en la pelea de ataque con Shapovalov, maestro de la volea a sus 21 años que subió a la red 70 veces y allí ganó 52 puntos. En total colocó 76 golpes ganadores, pero cometió 77 errores no forzados y el balance de Pablo fue más equilibrad­o: 33 y 42.

La esencia de lo mejor de Carreño se vio en dos momentos cruciales: el tie-break del segundo set, en el que se movió de maravilla y se impuso con dos winners, uno de saque directo y otro con el drive; y el último juego, que sentenció con otro derechazo antes del postrero fallo de su rival. Para enmarcar también la colección de pasantes que le endosó a Shapovalov, sus buenas elecciones a la hora de servir y unos paralelos maravillos­os con los que contrarres­tó una pequeña parte decisiva de las múltiples subidas de Denis, jugador ‘echao palante’, que actúa a saco, sin golpes de transición, con un revés a una mano que da gusto ver aunque podría ser más efectivo y un drive de locura. Crédito para Carreño, que ha ganado al talentoso muchacho, con esta, cuatro veces en cinco enfrentami­entos.

“Fue un partidazo, con un tenis buenísimo. Tuve rachas muy buenas y mentalment­e aguanté genial. Si estoy en semifinale­s es porque tengo el nivel”, dijo el vencedor, un jugador subestimad­o por algunos medios estadounid­enses y por el metomentod­o Kyrgios. “Si la tierra no existiera este tío no estaría ni cerca del top-50”, dijo el australian­o. A Carreño le espera ahora otra montaña rusa, Zverev, rutilante estrella que está en su año bueno, al que asesora y entrena David Ferrer y que es capaz de lo mejor y de lo peor. Hizo un mal partido contra Coric, pero pasó como los grandes. Aún así, el Guaje del tenis, que volverá al top-20 y en 2017 se quedó a un paso de completar una final española en Nueva York contra el ahora ausente Nadal, tiene licencia para soñar. Y, pase lo que pase, ya ha dejado alto el pabellón que suele sostener el balear.

Orgullo “Si estoy en semifinale­s es porque tengo nivel”, piensa el asturiano

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