Vivir sin Suárez
Koeman explora las fórmulas para que el Barça se reponga del traumático adiós del uruguayo, un ariete puro
EI tiempo dirá lo grande que ha sido Luis Suárez en el Barça. De momento, su adiós, comprensible o no, deja un agujero enorme, tanto como 198 goles, para un equipo que estaba acostumbrado desde tiempos de Cruyff a jugar sin un delantero centro fijo salvo momentos concretos con jugadores de nivel superior que obligaban a retocar los sistemas (Romario, Ronaldo, Ibrahimovic). Suárez ha determinado el juego del equipo hasta el punto de alejar a Messi de la posición de falso nueve. Delantero de rompe y rasga, no sólo hizo goles, también aclaró el camino de su amigo limpiándolo de defensas en los memorables slaloms del argentino.
Resultará interesante saber cómo cubre tácticamente Koeman la ausencia de Suárez. Sólo si llegase Lautaro o algún ofrecimiento low cost como Dzeko, el Barça podría parecerse en algo a lo que ha sido los últimos años. De otra manera, la idea de Koeman es que en su 4-2-3-1 los cuatro jugadores de arriba cambien sus posiciones constantemente con Messi como faro ofensivo, admitiendo que es el jugador que marca la diferencia, pero también el que menos colabora en tareas defensivas, lo que determina el repliegue. Aunque su lesión en la cadera derecha ha impedido verlo en los amistosos ante Nàstic y Girona y sólo tuvo minutos ante el Elche, una de las opciones que se han puesto sobre la mesa es que Ansu juegue de falso nueve en algunos momentos. El adolescente hispano-guineano intuye muy bien las zonas en las que aparecer y tiene gol, como demostró la temporada pasada y recientemente con la Selección.
De momento, Koeman había preferido las opciones de Griezmann y Messi, pero la irrupción de Coutinho como indiscutible en los planes del holandés han retocado levemente las instrucciones para el francés. Mientras, detrás de la escena, Memphis Depay espera en Lyon noticias del Barça. Su sueño es jugar en la Ciudad Condal, pero es consciente de que la primera opción, aunque resulte utópica, se llama Lautaro Martínez. De momento, Koeman pide movilidad y un equipo sin referencias que sorprenda en el área. Vivir sin Suárez será un reto gigante para el Barça.
Opciones Messi, Griezmann y Ansu Fati, alternativas mientras llega el ‘9’
Y no estoy segura de que esto sea una buena noticia para nadie, incluido el propio jugador
Un día después de que Josep Maria Bartomeu montara una despedida elegante para Luis Suárez que chirriaba por las formas en las que ha sido despedido el tercer goleador de la historia del Barça y después de intentar disimular con la fórmula de seis millones en variables con el Atlético (no me extraña que a Cerezo el presidente culé le parezca un prodigio), Leo Messi publicó en sus redes sociales otra torta con la mano abierta hacia Bartomeu, al que ya había llamado mentiroso en una entrevista que vio medio mundo. Messi ha decidido dejar de aparentar. Y no estoy segura de que esto sea una buena noticia para nadie, incluido el propio jugador.
Una mano tendida a Koeman y media sonrisa en un amistoso fueron señales suficientes para los super optimistas y los propagandistas para argumentar que Leo había hecho borrón y cuenta nueva. Todo había sido un desgraciado malentendido sin importancia que ya estaba solventado. El astro se había dado cuenta de que como en el Barça, en ningún sitio. Y no. El mensaje de Messi escrito por él mismo (el “me cayó la ficha” le delata, así como algunas faltas de ortografía) con el demoledor “a esta altura no me extraña nada” demuestra que ni está contento, ni se le ha pasado el cabreo, ni está dispuesto a disimular.
El asunto está en que sigue siendo el capitán del Barça. Y si se ha quedado porque no pudo irse, lo mínimo para un mito que sigue jurando su amor eterno por el club que le ha dado todo, es no desprestigiarlo. Ya está en marcha la moción de censura y a partir del lunes validarán las firmas, ya hay además unas elecciones previstas para marzo. Y su arranque de sinceridad es porque echan a su amigote. Que a la quema encima se sume Neymar, que se marchó porque le dio la gana dejándole a él, a Suárez, a Piqué (“se queda” ¿recuerdan?) con el culo al aire, es de traca. Porque al final, se puede confundir que la gestión de Bartomeu haya sido un desastre con que Messi maneje el Barça como si fuera su cortijo, siendo él el capataz. Y quizás, quién sabe, los dos supuestos sean ciertos.