Alocén enseña la melena
El base de 20 años tiene su primera gran aparición en el Madrid ● Vuelve el mejor Deck ● Los blancos pasan de apabullar (49-27) a pedir la hora
Hay partidos para guardar en la memoria y otros que pasan con más pena que gloria. Este fue de los segundos, pero siempre hay algo con lo que quedarse. En lo colectivo, la conexión a pista completa entre los jugadores del Madrid en la primera parte y, en lo individual, la vuelta del mejor Gaby Deck: actividad, acierto, colocación… para 20 puntos, 9 rebotes, 3 asistencias y 29 de valoración. Y también la primera gran aparición de Carlos Alocén, que se desmelenó para encarar el aro, dejó algún contragolpe brillante y muy buenas acciones defensivas. Más allá de aciertos o errores, eso es lo que se le pedía, que cabalgara. Piernas y talento le sobran.
El salto inicial nos cogió despistados, atentos a la suspensión del CSKA a Mike James por “un incidente en el vestuario” y a las respuestas del jugador en las redes sociales. Aunque nada comparable a la caraja con la que agarró al Panathinaikos, que hubiera rivalizado con la peor versión del
Khimki. Desidia, pero además en su caso, y más allá de Nedovic, una alarmante falta de talento. Las bajas de Papapetrou y de Papagiannis empujaban en contra de los del trébol. Quién le ha visto y quién le ve al equipo más laureado del siglo XXI, hundido ahora en el pozo de la Euroliga con las mismas 7 victorias que el penúltimo.
En el intermedio, sin embargo, supo mirarse al espejo para cambiar, algo tendría que ver Oded Kattash, el nuevo entrenador. Una reacción de orgullo torero siempre bienvenida y que se transformó en un parcial de 9-22 en 8:30 del tercer cuarto que hubiera ganado muchas batallas, pero no esta. Y no por cómo comenzó todo, con Taylor (en su duelo 365), Deck y Alocén pletóricos. El Madrid avasallaba cerca del aro por movilidad, pase y entendimiento del juego, luego añadió el acierto de Causeur (jugó poco para sus méritos), y atrás hilvanó varias defensas que desactivaron por completo al PAO mientras Tyus iba al quite. Al descanso, 49-27 y 67 a 16 en valoración.
¿Y qué ocurrió entonces? Que se juntaron la rebeldía verde con la desconexión blanca, un Madrid que pensó que con ver pasar el tiempo le bastaría, y le bastó pese a algún sobresalto: 66-61. Un triple de Abalde y otro de Llull, de vuelta, como Rudy, tranquilizaron las aguas. Laso, eso sí, dio menos descanso a Tavares y Thompkins, incluso a Taylor, del que hubiera querido. La lectura positiva, la victoria, que pone freno a una racha de dos derrotas. Y la vuelta del mejor Deck mientras Alocén se suelta la melena, a lomos del caballo por primera vez desde que salió de Zaragoza.