AS (Catalunya)

El Barça, favorito en Madrid

Los dos grandes se miden en la final de Copa por octava vez en 12 años

- R. GONZÁLEZ - J. I. PINILLA

Tras un año de respiro, que quizá hacía falta después de la final mas polémica que se recuerda, la de 2019, que levantó una polvareda que aún no ha terminado de asentarse (ya saben, la provocada por el fiasco del Instant Replay en el desenlace de la prórroga y el manotazo no señalado a Singleton), el Madrid y el Barça vuelven a cruzarse en el último escalón de la Copa. Y lo hacen en el mismo escenario que hace dos campañas, en un WiZink Center que se le da bien a los azulgrana, de donde han salido con el trofeo bajo el brazo en las dos últimas ediciones disputadas en la calle Goya (2011 con Alan Anderson de MVP y 2019 con Heurtel).

En realidad, los de Laso tienen dos enemigos temibles: un Barcelona favorito en las quinielas y la maldición del anfitrión. Ningún equipo celebra la Copa en casa desde que lo hiciera el Baskonia de Bennett y Tomasevic en Vitoria 2002. Los blancos, además, llevan 61 años sin festejar el triunfo en Madrid. Hablamos de 1960, de un frontón como cancha (Fiesta Alegre) y de la temporada del debut de Pedro Ferrándiz. Ya ha llovido.

La Copa, convertida en la gran fiesta del baloncesto español en las últimas décadas, se ha ganado a pulso la etiqueta de imprevisib­le, aunque en los últimos años la está perdiendo. El Clásico ha protagoniz­ado ocho de las últimas doce finales y todos los títulos se los han repartido los dos colosos: seis los merengues y cinco los culés. Mirotic y Jasikevici­us persiguen el primero, Laso intentará alcanzar su séptima conquista en diez años, quizá la más difícil, la que sería su trofeo 21 en todas las competicio­nes antes de firmar su sexta renovación (“Quiero seguir”, ha dicho; no hay más que hablar).

El Madrid llega mermado, sin Randolph, con Laprovitto­la tras pasar el coronaviru­s, con Garuba entre algodones, con Llull después de tres semanas de parón y con Rudy (espalda) y Tavares (tobillo) que acabaron la semifinal tocados. El Barça se durmió en los laureles en el arranque ante el

Unicaja y en el tramo final frente al Baskonia, pero en el resto del tiempo se ha mostrado muy superior con un quinteto fabuloso (Calathes, Higgins, Hanga o Abrines, Mirotic y Davies) y un banquillo a la altura (Kuric, Oriola…). Es el torneo de Higgins, luce como en su mejor momento en el CSKA (18,5 puntos).

En el Real, Deck es el que está haciendo sonar la campana (20,5 tantos) con Causeur muy cerca del nivel que le llevó a discutirle a Doncic el MVP de la Final Four 2018. Y está Tavares y Thompkins, y siguen Carroll y Llull… Más fatiga y más dudas, eso sí, que otras veces, también más años en una plantilla que envejece, pero el mismo instinto ganador de siempre ante un desafío aún mayor. Un adversario en plenitud con Mirotic hambriento (¿y presionado?) porque lleva en el zurrón tres finales perdidas y ninguna conquista. Cita grande.

Mirotic La estrella culé afronta su cuarta final, perdió las otras

Una batalla de baloncesto a la altura de este torneo eleva al Madrid otra vez a la final, de la que no se cae desde 2014. La octava consecutiv­a en la era Laso, a la caza de su séptimo título del KO en diez años, en una nueva edad de oro del baloncesto merengue. Como siempre en la última década, pero diferente. Esta vez ha llegado al último peldaño en una temporada muy difícil, en la que no partía como favorito y en la que ha ido encadenand­o bajas e inconvenie­ntes. Ayer, además, tuvo que remontar una desventaja de ¡18 puntos! para conseguir imponer el peso de su historia.

Lo hizo inicialmen­te con el desenfreno de Llull y luego con la defensa y el acierto impecable de Causeur (18 puntos con 11 tiros), a los que se sumaron un Deck completísi­mo (18+7) y Tavares, que de una u otra manera siempre resulta decisivo: 15 rebotes y 4 tapones. También Carroll (+20 con él en pista) y Rudy. En el Lenovo Tenerife, Marcelinho Huertas (22 tantos) acabó aislado luchando contra molinos gigantes.

Atrás quedaba una puesta en escena magnífica del colectivo, con momentos de gran nivel de Fitipaldo (terminaría soñando con Causeur) y el crecimient­o, muy aplaudido por el selecciona­dor Scariolo, de Fran Guerra (15, aunque solo un rebote en un combate que perdieron por 39 a 28).

Durante el primer cuarto y medio, los insulares lo bordaron. Sujetaron al rival, apaciguaro­n el ritmo y en media cancha eran los reyes del mambo. En ataque, quebraban con facilidad la primera línea defensiva. Lo hacían los bases, Fitipaldo, que conectaba con Fran Guerra, y luego Huertas. Superiorid­ad total: 22-40.

La alarma madridista atronaba en el Palacio, peligro de colapso, y el técnico vitoriano recuperaba a Tavares y lo rodeaba de cuatro bajitos. El Increíble Llull, superado atrás por Fitipaldo, lanzó una carga con todo, era la respuesta al SOS de sus compañeros. Tres arrancadas, tres canastas para cambiar el paso. El duelo pasaba a ser a campo abierto: 40-46.

El Madrid, como tantas otras veces, se recomponía a tiempo para dar el zarpazo letal en el tercer cuarto. Y lo asestó con la defensa de Causeur, que ahora ataba en corto a los bases laguneros.

Un pilar en el que se apoyaron otros: la vorágine encestador­a de Carroll, la dirección de Llull y la activación de Tavares en ataque. Un parcial de 13-2 daba la vuelta a la tortilla: 64-59. Y de ese lado quedó hasta que se apagó el fuego. Los cinco rechaces ofensivos y un 0 a 6 en pérdidas explican en parte el volantazo.

El último cuarto se espesó, pero con el Madrid al mando. En ambientes tensos se mueve como pez en el agua y Deck es su tiburón. No había canastas sencillas para el Lenovo. Ahí andaba Tavares, lo que llevaba a Vidorreta a apostar por dos directores en pista. Huertas era el salvavidas al que se agarraba mientras Causeur dominaba a Fitipaldo. La hazaña aurinegra sobrevoló la Copa, aunque pesó más el muro blanco. Desde 2008 (el Joventut), solo el Barça le ha ganado en este torneo. Nadie más. A la final con Rudy y Tavares tocados.

Desventaja El Lenovo Tenerife mandaba por 22-40 en el minuto 15

Causeur El francés es decisivo con su defensa a los bases y su gran acierto

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Los jugadores del Real Madrid celebran la victoria en semifinale­s ante el Lenovo Tenerife, antes de que el Barça lograra también el pase.

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