Marcelino pone en la pizarra la pasión que tenía de jugador
Excompañeros elogian al técnico
En La Cartuja se miden dos entrenadores que antes han cubierto una interesante etapa como futbolistas. Mucho más brillante en el caso de Koeman. Pero no conviene despreciar a Marcelino. Éste participó en el Mundial juvenil (Sub-20) en Rusia en 1985. La Rojita, dirigida por Chus Pereda, fue subcampeona tras caer en la prórroga frente a Brasil (1-0). Ahí, a principios de los 80, es cuando se gestó la cadena de éxitos que derivó en la Eurocopa 2008 y todo lo que vino después. Interior derecho, pequeño (1,70), muy dinámico, de calidad, delgado, de ojos inquietos, peinado a raya, buena pegada… Se conserva igual.
García Toral se curtió durante cinco temporadas en el Sporting de Quini, Ablanedo, Joaquín, Mesa, Esteban y Eloy (85-89), pero nunca cuajó en la titularidad. Este último conoce a la perfección al actual técnico del Athletic. Por eso pensó en él como técnico cuando cogió las riendas en Mareo tras colgar las botas, para el filial del Sporting. Nacido en 1965 en Careñes, en el concejo de Villaviciosa,
Marcelino cumplió el sueño como otros muchos de forjarse en Mareo. En la temporada 1984-85 dio el salto al primer equipo del Sporting. “Era un centrocampista liviano, aunque con cabeza para leer el fútbol”, detalla Eloy. “Suponía una muy buena mezcla de brega y calidad técnica”.
No veía continuidad y se fue al Racing. “Fue un buen compañero, un futbolista con buena visión de juego”, describe el exportero Ceballos. “Pensaba en el fútbol las 24 horas. Era detallista. No me sorprende verlo triunfar como entrenador”. Pero el club andaba mal.
Tampoco es que le fuera mucho mejor en su siguiente etapa, en el Levante, en donde descendió a Segunda B. “Había muchos jugadores y tenía un par de yugoslavos delante. Teníamos muchos problemas, aunque las ganas de ascender eran muy grandes”, rememora Luis Costa, entrenador en aquella época. Su última etapa como jugador la cubrió en el Elche, entre 1992 y 1994. Jesús de Huerta era uno de sus compañeros. “Era un chico con carácter, le encantaba el fútbol”.