AS (Catalunya)

Pase perfecto a octavos

Italia también tumba a Suiza y se clasifica a falta de una jornada de la primera fase ● Locatelli e Immobile firman el décimo triunfo consecutiv­o

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Italia se va a los octavos con una jornada de antelación y una ilusión que crece partido a partido desde hace meses. Cambian los rivales, pero la Azzurra sigue fiel a sí misma y más bonita que nunca: a Suiza también le tocó caer, y merecidame­nte.

La tranquilid­ad con la que los chicos de Mancini se buscan, sabiendo siempre dónde está cada compañero y jugando de memoria, es más propia de un club que de una selección. Eso dice mucho sobre el enorme trabajo de Mancio, que levantó a la Nazionale tras su apocalipsi­s y supo construir una identidad de juego que en el Calcio vimos con el Nápoles de Sarri y el Sassuolo de De Zerbi. Justo en los neroverdi brilló el talento de Locatelli, que el Milan dejó escapar y ahora quiere media Europa. La lesión de Verratti le regaló el escaparate más importante de su carrera y el centrocamp­ista de 23 años, tras una gran actuación ante Turquía, ayer quiso exagerar con dos golazos ante Suiza. El del PSG puede volver con toda la calma del mundo.

Petkovic prometió que su equipo iba a jugar sin miedo y en el primer tramo del partido cumplió. El equipo helvético empezó fuerte, pero con el paso de los minutos

Italia creció y tomó las riendas del juego como ya es costumbre. Tras un error de Immobile, los italianos abrieron la lata con Chiellini en un córner, aunque el tanto fue anulado por un toque con el brazo del central italiano, previo al remate. El capitán, además, poco después tuvo que abandonar el campo, sustituido por Acerbi. Ahí se vio otra gran virtud de la Nazionale: su paciencia. A pesar del momento de mala suerte, los azzurri siguieron apretando y el 1-0 llegó con una maravillos­a jugada. Locatelli, con un precioso pase largo al primer toque, encontró en la banda derecha a Berardi, que se deshizo de Rodríguez y con un centro raso le devolvió el balón al del Sassuolo, que lo empujó entre palos en el minuto 26.

El gol no cambió para nada el guión del partido: Italia seguía atacando, Suiza protagoniz­aba alguna llegada en los pies de Mbabu y poco más. El 2-0 pudo llegar antes del descanso, pero no se materializ­ó hasta la vuelta de los equipos del vestuario.

Locatelli, siempre él, recibió un pase raso de Barella y desde el límite del área fulminó a Sommer con un zurdazo imparable. No olvidará nunca esta noche, la que probableme­nte cambiará su carrera para siempre. Quedaban unos 40 minutos, pero los visitantes solo intentaron volver a meterse en el partido una vez, con Zuber, al que Donnarumma le neutralizó dos remates. El único lunar de la Azzurra apareció en el tramo final, cuando Immobile desperdici­ó dos ocasiones enormes para redondear el marcador. Ciro, sin embargo, se hizo perdonar con un latigazo desde fuera del área que valió el 3-0 y desató la fiesta.

Toca actualizar las increíbles estadístic­as de Mancini al frente de la selección: 29 partidos sin perder y 10 victorias consecutiv­as, todas sin encajar un gol. Es, sin ninguna duda, una de las mejores seleccione­s italianas de todos los tiempos y ha nacido de las cenizas de la peor humillació­n de su historia. Al selecciona­dor italiano no le gusta, pero el cartel de favorito se lo está ganando a pulso. El Olímpico, encantado, le dedicó una ovación merecidísi­ma: fue otra notte mágica. Ahora, a por más.

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