AS (Catalunya)

“Era la última ocasión para vestir de amarillo”

Van der Poel honra la memoria de su abuelo, Poulidor

- J. A. EZQUERRO / MURO DE B.

El plan de Mathieu van der Poel era ganar en Landerneau, con el maillot del Alpecin dedicado a la memoria de su abuelo, Raymond Poulidor, fallecido en 2019. “Aunque luego se convirtió en el embajador del jersey amarillo, tenía ese debe en su palmarés: no haber liderado nunca el Tour. Intenté luchar por la victoria en la primera etapa para alcanzar el primer puesto, pero después de las caídas fue complicado encontrar mi ritmo en la última ascensión. Aunque vestía nuestro kit normal camino del Muro de Bretaña, honré a mi abuelito a la segunda. Espero que se sienta muy orgulloso de mí allá donde esté”, afirmó el neerlandés, quien cruzó la meta con el dedo índice en dirección al cielo y se derrumbó en la carretera entre lágrimas, fruto de la emoción y el esfuerzo.

Poulidor forma parte de la historia del Tour como el corredor que más veces subió al podio de París: ocho, en tres ocasiones segundo y en cinco, tercero. Van der Poel, de 26 años, se estrena en la ronda gala, igual que su equipo, el Alpecin: “Me habría encantado abrazarle aquí, pero no quita para que esta victoria lo signifique todo. Se trataba de la última oportunida­d para luchar por el amarillo, así que calculé más o menos el tiempo que necesitaba gracias a la bonificaci­ón del primer paso por la línea de meta. Y ahora porto el maillot de líder del Tour, me parece una locura y una sensación indescript­ible, porque me enteré casi cinco minutos después de acabar un dolor intensísim­o por culpa de los 500 metros finales. Sabía que había que realizar un ataque muy potente para dejar atrás a Alaphilipp­e y a los dos eslovenos, por tanto aceleré con todas mis fuerzas”.

VdP cumplió “un sueño de niño, y más de alguien de familia ciclista”. Su padre, Adrie van der Poel, también fue profesiona­l, un brillante clasicóman­o que consiguió dos dianas en la Grande Boucle. Poulidor alcanzó siete: “Me gustaría superarles, claro, aunque eso llevará su sacrificio y varias participac­iones más”. De momento, saboreará el éxito con los suyos: “Hablaré con mi mamá (Corinne) y con mi papá en cuanto pille un teléfono. Seguro que se sienten tan felices como yo”.

Medallas. Respecto a los planes de futuro, Van der Poel considera que nadie le arrebatará la anhelada prenda amarilla hasta la contrarrel­oj de la quinta jornada: “Con el margen del que dispongo, me extrañaría que me la quitaran. Por eso tenía que exprimirme al máximo en el Muro de Bretaña, la recompensa de lucir el maillot tres días más merecía la pena”. Vencedor del Tour de Flandes de 2020, cuatro veces campeón del mundo y tres de Europa de ciclocross y otra más continenta­l en mountain bike, entre sus objetivos a largo plazo figura completar esa colección de oros en Mundiales y Europeos en las tres disciplina­s, junto con la carretera. En Tokio participar­á en BTT: “Los Juegos aún quedan lejos, toca disfrutar del Tour”.

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Mathieu van der Poel, de amarillo en el podio de Muro de Bretaña.

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