Ahora somos el coco
España, que empezó el torneo como quinta favorita, se ha convertido ahora en la segunda candidata al título tras Inglaterra para las casas de apuestas
Depués de la locura vivida en el Parken de Copenhague, España demostró que está yendo de menos a más en esta Eurocopa, y eso tiene reflejo en las casas de apuestas, que ya dan a La Roja como segunda favorita para ganar la Eurocopa, sólo por detrás de Inglaterra. Antes de la victoria de los ingleses sobre Alemania, Inglaterra era la tercera candidata, por detrás de España e Italia, pero con su triunfo contundente se ganó la confianza de los mercados de apuestas.
En el Francia-Suiza saltó la sorpresa. Les bleus, campeones del mundo y favoritísimos para la victoria, se estrellaron contra una
Suiza valiente que apretó hasta forzar los penaltis. Allí, Mbappé falló el quinto y puso fin al torneo para la gran candidata a conseguir el trofeo. Así, España tendrá que verse las caras con los suizos en la segunda ronda eliminatoria. Un rival difícil, pero más asequible que Francia.
Con la caída de los de Deschamps, de Portugal y la mejoría de los de Luis Enrique (10 goles en los dos últimos partidos) y los emparejamientos que les podrían esperar, las casas de apuestas ven a España como la favorita para ganar la Eurocopa.
Los pronósticos al final de la fase de grupos situaban a España como la quinta favorita, con Francia (eliminada) Italia, Inglaterra, Alemania (eliminada ayer) por delante y Bélgica, Países Bajos (fuera) y Portugal (eliminada), por detrás. La marcha de la favorita para el cruce contra La Roja gracias a la gesta helvética coloca a la Selección con una cuota entre 4,00 y 4,33 en su tope como la favorita para alzarse con su cuarta Eurocopa en la final de Wembley.
Por detrás tiene a Italia (cuota 4,5-5), con la que se enfrentaría en unas teóricas semifinales si España gana a Suiza y la Azzurra a Bélgica. Los de Roberto Martínez, cuya cuota por ser campeón es de ocho euros, serían el otro rival posible de España en caso de pasar de cuartos. Ante los dos, sigue siendo favorita. Inglaterra es ahora la principal candidata según las casas de apuestas. La selección anfitriona del final de las eliminatorias en Wembley ve cómo el fútbol vuelve a casa, pero las casas de apuestas, hasta ayer, no la veían rompiendo su larguísima sequía de títulos. Su triunfo en la final se paga 2,87.
¿A cuánto se paga un ‘cuento de hadas’? Schmeichel estuvo en la Premier del Leicester y ya cree en todo. Dinamarca, a pesar del susto de Eriksen y la importancia de su baja, está bien valorada por las casas de apuestas. Cerrar semejante historia con título se paga entre 10 y 11 euros.
Este es el ‘cuento de hadas’ más probable. Que Suiza convierta la sorpresa en metal se paga a 26 euros, lo mismo que República Checa. Luego, lo más inesperado. Una victoria de de la Ucrania de Shevchenko, que se cruza con la favorita Inglaterra, pagaría a 34. Antes del partido de ayer estaba a 67.
Inglaterra Antes de jugar contra Alemania era la tercera candidata
■ EL PAÍS. “España remonta a España. De un partido que demandó más de una camisa de fuerza salió España disparada a los cuartos de final. La Selección de Luis Enrique avanza a cuartos tras superar a Croacia en un partido jugado en una montaña rusa”.
ABC. “España se hace grande en la locura. Después de una tarde esquizofrénica, una tarde que quedará para siempre, España se hizo grande en la locura, clasificada para cuartos y más unida que nunca, pues dicen que desde la adversidad surgen los mejores equipos. La del Parken fue una velada incomprensible, tan difícil de relatar que ni siquiera el bochornoso cante de Unai Simón pesa más que todo lo que pasó después, que fue muchísimo”.
■ La Vanguardia. “La ilusión se dispara en España, capaz de acabar con nueve años de gafe y clasificarse por fin para los cuartos de final de una gran competición. Lo logró tras uno de los partidos más vibrantes de toda su historia, doblegando a Croacia en una prórroga magnífica en la que niños se convirtieron en hombres”.
■ EL MUNDO. “España sobrevive a sí misma en un partido inolvidable. Si tuviera defensas que defendieran (al margen de sacar muy bien el balón y este tipo de cosas tan modernas) hubiera firmado la victoria con un resultado escandaloso”.
■ La Gazzetta dello Sport. “España, del ansia a la fiesta. España sigue viviendo al borde de un ataque de nervios, pero al final de un partido surrealista, lleno de errores, corazón, historias y la belleza de 8 goles en unos increíbles 120 minutos, por primera vez desde 2012 llegan a cuartos de final”.
■ L’Equipe. “Ferran Torres despierta con un gol y una asistencia. El extremo participó enormemente en el alocado partido entre España y Croacia”.
■ The Guardian. “La revolución española de Luis Enrique da un escalofriante paso adelante. Luis Enrique quiere que España sea más vertical, pero el problema de la verticalidad es que puede llevar al caos. La primera mitad comenzó de la manera tradicional. Pase, pase, pase, fallo. Pase, pase, pase, fallo. Luego un giro: pase, pase, pase, absurdo gol en propia puerta. Cada vez que piensas que España no puede sacar más provecho de la misma broma de siempre, encuentran un nuevo nivel de desdicha cómica”.
■ A Bola. “En un partido alocado, los españoles acabarían por superarse a sí mismos en la prórroga. Álvaro Morata, muy criticado en las últimas semanas por sus exhibiciones grises, disparó con la zurda y marcó el mejor gol de la tarde. España está en los cuartos de final por séptima vez en la historia”.
Gayà. Jordi Alba, el único campeón que queda en la Selección junto con Busquets, jugó los tres primeros partidos y lo hizo a un gran nivel. Pero la aparición de Gayà en el tercero ha sido un suceso. El jugador valencianista demostró que no tiene fin, que puede subir la banda tantas veces como se le requiera y que es vertical y llegador. Una gran solución para España, que se viene arriba por los costados.
Miren por donde, Luis Enrique sí sabía lo que se hacía. ¿Quién lo iba a decir, verdad?
Busquets se arrastra”, le dijo un usuario de cierta red social al bueno de Antoni Daimiel ayer mismo. Apenas habían pasado unas horas desde la emocionante victoria de nuestra selección frente a Croacia y, como fichas de dominó, comenzaban a derrumbarse los millares de castillos construidos, semanas atrás, en base a todo tipo de prejuicios, rencores y otras patologías afectivas de diferente consideración. El tuit de, pongamos por caso, Stielike67 (me lo he inventado para evitar más sufrimiento al responsable) contenía todos los grandes clásicos que han acompañado al equipo de Luis Enrique desde que desvelara su convocatoria: no hay portero, los defensas centrales son suplentes en sus respectivos equipos, Busquets se arrastra y el único delantero decente parte desde el banquillo. No sé ustedes pero, por cerrar el párrafo sin trastocar la naturaleza del comienzo, a mí solo se me ocurre dedicarle a todos los Stielike67 de España aquella canción que el gran Andrés Montes entonaba cuando Dennis Rodman hacía alguna de las suyas: Cruella de Vil, Cruella de Vil.
Nos estamos divirtiendo de lo lindo con el desarrollo natural de esta Eurocopa pero más, si cabe, con todo cuanto la rodea y, en especial, con esa resistencia metamórfica de cierto Frente Nacional Madridista que se empeña en reducirlo todo a una cuestión de escudos, de familias, de Baltimore Este contra Baltimore Oeste. “Un hombre aprende mejor cuando se quema”, decía ‘Proposition’ Joe en una de esas escenas inolvidables que van tejiendo la leyenda de The Wire. Pues bien: esto viene a ser esencialmente lo mismo pero con partidos de fútbol en lugar de luchas callejeras por el control de las esquinas. Los malos augurios y aquellos sesudos análisis aprioristas de la catástrofe han quedado reducidos a dos verdades incontestables: nuestra Selección ya es una de las grandes favoritas a coronarse campeona en Wembley (o eso dicen todas las casas de apuestas) y, miren por donde, Luis Enrique sí sabía lo que se hacía. ¿Quién lo iba a decir, verdad? No tengan miedo a confesar y redimirse, mis queridos Stielike77: a fin de cuentas, lo que pasa en Guantánamo se queda en Guantánamo.