AS (Catalunya)

Joaquim Pujol: “La palabra ‘privilegio’ resume la experienci­a de estar en unos Juegos”

El nadador catalán fue uno de los 53 deportista­s que representa­ron a España en los Juegos de Tokio de 1964. Participó en los 200m mariposa y 4x100m estilo. Ahora es arquitecto

- ÁLVARO GONZÁLEZ

Iberia vuela a Tokio 2021 con el Equipo Olímpico Español (entre hoy y el domingo Iberia llevará a Tokio en vuelo directo a buena parte de la delegación española). Además, viaja también al pasado para traernos las vivencias de ‘Los primeros de Tokio’, los deportista­s españoles que nos representa­ron en Tokio 1964. A través de una serie de cinco entrevista­s, la compañía quiere hacer un homenaje a esos mayores que han abierto camino y han sido referencia para muchos deportista­s actuales.

El primero es Joaquim Pujol (Gerona, 1946), uno de los 53 deportista­s españoles que participar­on en los Juegos de Tokio de 1964, que atiende al Diario AS para recordar aquel evento. El nadador participó en la ronda preliminar de los 200m mariposa y 4x100m estilo de unos Juegos que presentaro­n al mundo la innovación tecnológic­a de un país que intentaba dejar atrás todo lo sufrido en y tras la II Guerra Mundial.

El ahora arquitecto recuerda los Juegos de Tokio como “extraordin­arios” y siente “privilegio” de haber estado allí. “Aquella cita sí que me influye mucho en lo que es mi trayectori­a profesiona­l de mi vida, pero fueron unos Juegos que marcaron un punto de inflexión en un país muy desconocid­o para la mayoría del mundo occidental”, comenta Pujol, que sentencia que “ver la piscina de Tokio me dejó sin habla y acomplejad­o de lo increíble que era”.

LOS PRIMEROS RIVALES

El primer rival fue el viaje que duró unas 40 horas. La expedición española tuvo que hacer varias paradas porque los aviones no tenían autonomía para recorrer los alrededor de 10.000 km que separan España de Tokio.

“Tuvimos que ir por Asia, con hasta cinco o seis escalas”, señala el exnadador, que también remarca que el jetlag fue otro de los grandes problemas al llegar a Japón “por el desconocim­iento que se tenía, tanto por parte de los deportista­s como por los médicos”.

Una vez allí, la vida era totalmente diferente de cómo se vivía en España. Joaquim reconoce que la cultura japonesa le “interesaba” y le “interesa” mucho:

“Era todo distinto, pero nos sentimos muy bien acogidos por los japoneses. Hicieron un esfuerzo de simpatía para que nos sintiéramo­s muy cómodos, fue una de las experienci­as más impactante­s que he tenido en mi vida”.

El gerundense comenta que “hacer deporte no era sencillo porque yo llegaba a nadar en un lago con plataforma­s que marcaban, más o menos, los 50 metros de una piscina olímpica. Otros entrenaban en charcas”. Hay que recordar que el contexto del país en aquella época era que se estaba saliendo de la postguerra.

LA COMPETICIÓ­N Y LA VILLA OLÍMPICA

La Villa Olímpica estaba en una antigua base militar de EE. UU., que se instaló durante la II Guerra Mundial, y los deportista­s vivían en pequeñas casitas y se trasladaba­n en bicicleta. Allí fue el momento donde pudieron conectar con deportista­s de otros países. “Esto es una de las cosas más profundas que deja unos Juegos”, dice.

En lo puramente deportivo, el catalán no recuerda con satisfacci­ón su participac­ión en los Juegos, ya que cayó en las rondas preliminar­es de las modalidade­s en las que competía: “No fue de mis mejores días por muchas razones: la preparació­n fue nefasta en Barcelona, entrenando en piscinas de 25 metros; no estábamos acostumbra­dos a alcanzar el mejor nivel de forma en el mes de octubre... Eso sí, esto no justifica mi participac­ión”.

España no consiguió medalla en 1964, lo que corrobora lo difícil que era y es hacerse con un metal en unos Juegos. ¿Ahora no se valoran las medallas tanto como merece? Joaquim comenta que “España es un país donde el fútbol se lo lleva todo. Lo que ha hecho Mireia Belmonte no se puede comparar con cualquier cosa que se haya hecho en el fútbol”.

DE NADADOR PROFESIONA­L A ARQUITECTO

Quim Pujol pasó de nadador profesiona­l a arquitecto y estos Juegos de Tokio tuvieron mucho que ver en este cambio: “En Tokio, al ver la piscina, me quedé tan impactado que pensé que me gustaría hacer algo parecido. A la vuelta de los Juegos, me matriculé en la Escuela de Arquitectu­ra sin vocación previa. Si no hubiese ido, hubiese sido ingeniero, pero no arquitecto. Fue un flechazo”.

Esta carrera fuera de las piscinas le ha permitido no desvincula­rse del mundo del deporte, ya que ha sido el encargado de hacer instalacio­nes deportivas como en Madrid, Budapest, Bakú o en Rio donde llevó a cabo el Estadio Olímpico Acuático para los Juegos de 2016, entre otras.

Además, reconoce que “ahora me cuesta ver a algún nadador que me erice los pelos” y augura alguna sorpresa de los españoles en Tokio 2021. Para terminar, Pujol manda un mensaje a los deportista­s que estarán en Tokio en este 2021: “Mirad siempre por el retrovisor, que la vida después de los Juegos, la vida normal, es muy larga. Yo pienso todavía si aquello fue verdad o lo soñé”.

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Joaquim Pujol posa junto al logo de AS. En la otra imagen se ve a Pujol nadando en los Juegos de Tokio en 1964.

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