Casi 13.000 aficionados en el Rangers-Real Madrid
Los blancos jugarán su primer encuentro con público desde el 8 de marzo de 2020
El Real Madrid volverá a sentir el calor del público. No será de su propia afición, sino de la del Glasgow Rangers, pero por algo se empieza. El equipo blanco disputará este domingo su primer amistoso propiamente dicho de la pretemporada; ya ha jugado dos partidos de entrenamiento ante Fuenlabrada (ganó 3-1) y Rayo (1-1), pero en Valdebebas y a puerta cerrada. El domingo 25, a partir de las 19:00 horas (Real Madrid TV), los de Ancelotti se ven las caras con los Rangers de Steven Gerrard, vigentes campeones de Escocia. Y lo harán delante de casi 13.000 almas.
Concretamente serán 12.750, las que han permitido las autoridades sanitarias escocesas para este encuentro, que será el primero en el que el Madrid juegue con público desde que arrancó la pandemia. No veía el equipo madridista público en las gradas desde el 8 de marzo de 2020, seis días antes de que se declarase el estado de alarma en España ante el aumento de casos de COVID-19. Fue en Sevilla, en el Benito Villamarín ante el Betis, en un encuentro que finalizó con derrota (2-1).
El domingo en Glasgow, 504 días después, el Madrid sentirá la presencia de público en las gradas del Ibrox Stadium, que dará cabida al 25% de su aforo máximo (50.817 asientos). Las autoridades escocesas están abriendo la mano en lo relativo a la asistencia a eventos deportivos de masas, como se puede ver claramente en el caso del Rangers: el sábado jugará un amistoso contra el Brighton frente a 8.500 espectadores; el domingo ante el Madrid serán casi 13.000; en el debut liguero ante el Livingston ya se ha fijado el límite en 17.000; y la esperanza del club protestante es que el 10 de agosto podrá llenar su feudo para la disputa de la fase previa de la Champions ante el ganador de la ronda entre el Malmoe sueco y el HJK Helsinki finlandés.
Como en toda Europa, también en Escocia la variante Delta del coronavirus está haciendo mella en las cifras de contagios, si bien las hospitalizaciones y los decesos han caído en picado gracias a la vacunación. En su última actualización de datos, ayer a las 14:00 horas, Escocia había detectado 1.686 nuevos casos tras realizar casi 31.500 tests, con una tasa de positividad del 6%. El área sanitaria de Glasgow registró 422 de esos casos y tiene una incidencia acumulada a 7 días de 283 casos por cada 100.000 habitantes. Números algo mejores que España (327) y que la Comunidad de Madrid (318).
La seguridad es uno de esos privilegios adquiridos a los que es muy fácil acostumbrarse
En algún momento de confusión dentro del madridismo se ha llegado a la conclusión de que vender a Varane es un movimiento tan estratégico como inevitable. Se le ve como un peón sacrificable en la partida para conseguir a Mbappé, el vellocino de oro. Y se considera que vender de rebajas a un central ganador con apenas 28 años, asentado en la élite de los defensas desde los 19, es un paso adecuado para volver a pelear por la cima. Se infravalora una y otra vez la importancia capital de los centrales en el fútbol moderno. En esta Eurocopa los héroes han acabado siendo Chiellini y Bonucci. Como lo fue Cannavaro en el Mundial de 2006. O Sergio Ramos en Lisboa. O Puyol en Sudáfrica. O Van Dijk con el Liverpool campeón de la Premier y de la Champions. El City llegó por fin a una final europea gracias a la temporada espléndida de Ruben Dias, pagado a millón de euros el kilo de central, y de un renacido Stones. El Atlético ha ganado la Liga con tres centrales y el Chelsea lo mismo con la Champions.
Encontrar un defensa central de garantías es como dar con un unicornio. El propio Madrid sufrió en sus carnes esa travesía por el desierto durante años con un sinfín de experimentos fallidos hasta la llegada de los Ramos, Pepe y Varane. El Madrid de los galácticos fue un coloso con los pies de barro por descuidar precisamente ese flanco. Y ahora puede perder a dos centrales de época en una misma ventana de fichajes sin aparente plan B, más allá de un ilusionante Alaba (que tampoco olvidemos que Ancelotti ya tuvo en el Bayern y le prefería como lateral izquierdo) y de un prometedor Militao que no ha demostrado más que dos muy buenos meses frente a las diez temporadas y mil batallas de Varane.
La seguridad es uno de esos privilegios adquiridos a los que es muy fácil acostumbrarse. Ya lo decía Jack Nicholson en Algunos hombres buenos. En un equipo de fútbol ocurre lo mismo. Nos hemos acostumbrado al nivel de Varane y Ramos pensando que es otro día más en la oficina. Mi temor es que el PSG pueda terminar este verano con el capitán (Ramos), el canterano (Achraf) y el sueño (Mbappé) del Real Madrid, sumados a nuestro tico (Keylor) y a nuestro John Cazale de Lisboa (Di María), feucho y esmirriado, pero capaz de cambiarte una película en dos escenas. Parece una venganza urdida por Al Khelaifi tras pagar 25 millones por Jesé.