El aspirante a judoka que nació entre refugiados
■ Hay en Eduardo Celmi Camavinga (Miconge, 10-11-2002) la historia de muchas generaciones de franceses que llegaron a Francia escapando de la miseria. El internacional bleu Rio Mavuba lo hizo en el útero de su madre, que dio a luz en un barco tras escapar de Kinshasa antes de pisar Europa, y algo parecido le sucedió al nuevo fichaje blanco. Sus padres huyeron junto a su numerosa prole (tiene cinco hermanos y una hermana) de la guerra en la República Democrática del Congo hasta Miconge, un remoto pueblo en la Cabinda, un enclave angoleño con su propio historial sangriento de luchas por el control del petróleo. Fue temporal, porque cuando Eduardo tenía dos años el sueño francés se materializó en una larga travesía hasta Lille y de ahí a Fougeres, una pequeña localidad en la Bretaña francesa. Pero la alegría del clan se desvaneció cuando su nueva casa ardió y los Camavinga volvieron a ser refugiados...
Lo que parecía una maldición se convirtió pronto en esperanza cuando vieron que Eduardo tenía una madera futbolística única. "Tu vas a sostener esta familia", llegó a decirle su padre y desde los 16 años así ha sido. El Rennes le incluyó en su academia cuando el centrocampista contaba con apenas 10 años pero siempre fue un adelantado. Tampoco le vinieron mal sus pinitos en otra disciplina deportiva a la que ha sabido sacarle provecho: el judo. Quizá por eso no es casualidad la coordinación que muestra a la hora de robar la pelota, especialmente cuando tiene que ir al suelo.
A finales de 2020 decidió dar un paso más en su carrera. Dejó a su agente anterior, Moussa Sissoko (el de Ousmane Dembelé, entre otros) para ponerse en manos de Stellar Group, la poderosa escudería de Jonathan Barnett, el representante de Gareth Bale y uno hombre muy bien conectado con el Real Madrid.
Al Bernabéu llega un futbolista que ha arrasado como un ciclón en Francia. El más joven en debutar con el Rennes (16 años y cuatro meses), en dar un pase de gol en la Ligue1 y en debutar con Francia (17 años, nueve meses y 29 días) desde Maurice Gastiger en 1914. Acababa de sacarse el Bachillerato Económico y Social en el instituto como otro alumno más y un año ha tenido que hacer más cuentas: ya está en un grande europeo.