Nadal supera el susto

Rafa Nadal ya lo advirtió en la rueda de prensa previa al arranque de Wimbledon: “No sé cómo llego, porque es muy difícil hacer una predicción en un torneo como este”. No era ninguna excusa, por lo que pudo verse ayer en su duelo ante Francisco Cerúndolo. Entre la pandemia y las lesiones, el español llevaba tres años sin jugar en el All England, exactamente desde las semifinales de 2019. En otras superficies es más fácil la adaptación, pero la hierba tiene una enorme complejidad, unas peculiaridades que hacen más complicado recuperar “la memoria”, como lo describía el propio Rafa. Si esa larga ausencia ya suponía una importante losa, encima Nadal no ha podido preparar el Grand Slam con la minuciosidad que la ocasión exige. Entre París y Londres, el balear se ha sometido a un tratamiento para su mal crónico en el pie, y tan sólo ha podido disputar dos partidos de exhibición en Hurlingham. Demasiado poco. No es un problema que haya afectado sólo a Rafa, el día anterior Novak Djokovic, el vigente campeón, también cedió un set ante Soonwoon Kwon.

La jornada había comenzado con una noticia indirectamente favorable para Nadal: la retirada de Matteo Berrettini, finalista en 2021, por un positivo con coronavirus, el mismo motivo que dejó fuera el lunes a Marin Cilic, finalista en 2017. Los dos iban por su lado del cuadro, dos huesos, así que el camino quedaba allanado. Pero en el tenis, como en cualquier deporte, como en la vida, no se puede vender la piel antes de matar al oso. Hay que ir partido a partido. Cualquier rival puede darte un revolcón, y más en esta pista. La cosa no había empezado mal, con dos mangas arriba para Nadal, pero se enredó mucho a partir del tercer set. Rafa resurgió en el cuarto, cuando iba un break abajo, y salvó el debut, pero el susto se lo lleva en el cuerpo. Y también la experiencia para ir tomando el pulso a la hierba.