AS (Galicia)

“Si Torres se va o se queda, la responsabi­lidad es mía...”

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●●● viene de la anterior

—¿Pero se ve sin él?

—A ver, yo me veo… ¿Usted me está preguntand­o si él puede trabajar?

—Le preguntaba si se ve sin él, pero sí, River le quiere. —Si no se fuera, seguiría conmigo. Está instalado desde hace siete u ocho años en nuestro cuerpo técnico.

—¿Y si usted se fuera del Atlético le recomendar­ía como hizo Guardiola con Tito? —Siempre sería una buena opción. Pero esa no sería una decisión mía, sino de Germán y del club.

—¿Qué significa para usted el Profe Ortega?

—Es mi mano derecha absolutame­nte. El que hace toda la metodologí­a de trabajo. Todo está en su cabeza. —¿Cómo se reparten el trabajo?

—-Nos juntamos y planificam­os. Una cosa es la pretempora­da, que es más física, y otra la temporada. El día a día funciona más por peticiones mías: “Profe, necesitamo­s más presión, más segundas jugadas, que el equipo esté reactivo, que tenga más fuerza al final del partido…”. Y él maneja las cargas durante la semana. Es, sin duda, el mejor profe de Europa. —Torres se ha convertido en una patata caliente para usted. ¿Pidió su fichaje por una cuestión futbolísti­ca o por lo icono que es? —Porque lo necesitába­mos como futbolista. Entonces estaba Mandzukic y necesitába­mos a un jugador de paso largo. Costa se había ido. Lo hablé con él y bastante tiempo con el club, y se llegó a la situación de que viniera. Siempre fui claro con él.

—¿En cuanto a qué?

—Le dije lo que necesitaba de él. Necesitaba al jugador de fútbol y en Milán no le estaban saliendo las cosas. Nosotros confiábamo­s en sus caracterís­ticas para el equipo: paso largo, juego aéreo, salida a la contra… Pero no venía como ídolo. Porque el ídolo es para la gente, y nosotros buscamos jugadores para el equipo. —¿Y el Fernando ídolo? —Ese está ahí saliendo campeón de la Champions, haciendo 50 goles, no marcando en un partido o estando enfermo en casa. Cuando un tipo llega y mueve 50.000 personas, ese lugar no se lo quita nadie. Después está el futbolista, y eso es lo que se puede confundir… —Y usted maneja al futbolista. —El equipo necesita al futbolista. Y yo estoy contento con Fernando. ¡Si entrena mejor que los jóvenes! Te tienes que sacar el sombrero. Pero eso es paralelo a lo grandioso que es para el Atlético, que es algo que se ha ganado. Yo se lo he dicho: nunca lo puse por ser ídolo del club.

—¿Ha visto el vídeo del partido de Riazor?

—Sí.

—¿Se reconoce dando instruccio­nes mientras Torres estaba inerte en el suelo?

—Me reconozco totalmente. ¡Ese soy yo! ¿Qué puede hacer el entrenador en ese momento? Hay veces que se busca confundir. El entrenador está fuera, ve un golpe y va a protestar al cuarto árbitro. Se queda parado porque no puede entrar a la cancha. La gente entró después. Yo miro, hay gritos y movimiento­s raros, y pienso: el jugador se va de la cancha, cambio. Pero se va como se fue Manquillo, con aquel golpe tan grande. Pero en ese momento sabes que es cambio. Yo veo a Griezmann, que estaba fuera de la situación, como Gaitán. Ellos no se acercaron. ¿Qué son, mala gente?

—¿Eso le hizo pensar que no era tan grave?

—No, a mí me hizo pensar lo que estaba viendo. Hay un golpe fuerte, duro, protesto, me giro y digo: éste sale, cambio. Cuando pasa el tiempo me acerco a ver lo que pasa, ahí está el vídeo. Me dicen que está estable y que se lo llevan, vuelvo y sigue el partido. Ahora, si después queremos confundir… En la vida, los asesinos que no son asesinos quedan presos por ahí porque hay grandes abogados. La vida da para todo. —¿Va a renovar Torres? —Es imposible saberlo ahora. —¿Se lo merece? —Los merecimien­tos van en consecuenc­ia de lo que necesite el equipo. Cuando termine el año nos sentaremos, como le decía. Yo lo que busco es lo mejor para el club.

—¿Quién decide este tipo de cosas?

—Seguro que yo. Mire, a la larga asumo la responsabi­lidad: Si Fernando se va o no se va, la responsabi­lidad es mía. —¿Pero es así?

—Es así, es así… No me abstraigo absolutame­nte de nada ni tengo miedo porque miro lo que es mejor para el equipo. Y no le tengo miedo a nada. Hablo y trabajo con transparen­cia, y cuando pasa eso y buscas lo mejor para el grupo no me puedo detener en dos personas, en dos. —¿Echará de menos la magia del Calderón?

—Es todo como lo quiera ver. La nostalgia y el amor que se tiene por el Calderón no van a cambiar. Va a quedar en la memoria de todos. Yo estuve once años en el club.

Y me tocó ganar alguna vez. Nadie tocará el Calderón, quedará en la memoria de todos. Pero no podemos dejar de pensar en la evolución. El club está evoluciona­ndo para ser más grande dentro de unos años. Los que son más reticentes a este cambio el día de mañana van a cambiar de opinión. —¿El cambio no es malo? —Por qué ha de serlo. Si quiere sacar la nostalgia, el amor y la historia que tiene el Calderón, es imposible. Pero no puede dejar de ver que todo evoluciona. Vaya al estadio del Bayern, al Bernabéu, al Camp Nou. —¿Se va a ir Simeone del Atlético sin ganar la Champions o se va a ir del Atlético cuando gane la Champions? —Ojalá que tengamos la oportunida­d de seguir compitiend­o como lo estamos haciendo porque es muy lindo. El otro día, cuando entré al estadio, me emocioné. Algo raro (ironiza). —¿Por qué?

—Porque el Vicente Calderón tiene una cosa grandísima. Si jugamos a las cuatro y cuarto, cuando salimos al campo pega el sol al otro lado de la grada, y el rojiblanco brilla de una manera tremenda. Preste atención. A las cuatro y cuarto, cuando hay sol, es tremendo. Y ves a la gente con las banderas flamear, el ambiente y la energía que te transmiten… Ojalá que podamos trasladar eso al Metropolit­ano.

Torres no vino porque fuera un ídolo, sino como jugador para el equipo”

Griezmann y Gaitán estaban lejos de Torres, ¿son ellos mala gente?”

Ojalá podamos trasladar al nuevo estadio la magia del Calderón”

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