Un Cádiz superior vence a un Lugo que no tiene gol
El equipo de Álvaro pudo ganar con una renta mayor
En el fútbol, especialmente en Segunda, la base del éxito se basa en la fortaleza en las áreas propia y ajena, y esa fue precisamente la diferencia entre el Lugo y el Cádiz. Los locales, empeñados en jugar sin delantero centro, ni generan ocasiones ni mucho menos materializan las pocas que tienen, y ya suman tres jornadas sin anotar, mientras que los gaditanos, invictos, maximizan las suyas mientras echan el cerrojo a su portería. El fútbol es eso, y la lírica no puede tapar la realidad.
El primer aviso serio lo dio el Cádiz a los seis minutos, cuando Romera erró un mano a mano con Juan Carlos estrellando el balón en el palo. Los gaditanos se plantaron como dueños del mediocampo y del partido, creando peligro, mientras que el Lugo era incapaz de hilvanar una jugada de más de cinco pases, y se mostraba sobre todo a la contra. Campillo probó suerte desde lejos cerca de la media hora, y también Iriome, haciendo de la necesidad virtud y de la falta de profundidad una excusa para probar a Cifuentes a distancia. El Cádiz también fue perdiendo mordiente, por lo que se llego al descanso en tablas y sin grandes sobresaltos para los porteros.
La segunda parte trajo, casi a su inicio, el cambio de un gris Campillo por Sergio Díaz, movimiento al que Cervera respondió metiendo a Barral en lugar de Aitor. Los cambios dieron más presencia al Lugo en campo rival e hicieron al Cádiz más peligroso en ataque. Nico la tuvo en remate a centro pasado que Juan Carlos, milagrero, sacó con el pie cuando ya se colaba. A pesar de todo, el partido cayó en un ritmo deslavazado que invitaba más a la modorra que al ataque. Juan Carlos repitió milagro en el 80, salvando un remate a bocajarro de Moha, pero no pudo detener, tres minutos después, el penalti que Barral ejecutó tras derribo de Luis Muñoz a Moha. Un premio merecido para el juego final del Cádiz.
Aviso Dani Romera dio un balón en el palo en la primera parte