La sorpresa que no lo fue tanto
El que entienda a este Barcelona, que lo compre. El equipo de Sito Alonso ha sido capaz en los últimos partidos tanto de encajar derrotas incomprensibles en el Palau ante el UCAM Murcia y el Efes como de aplastar al Olympiacos y derrotar al Real Madrid en el Palacio. Así que, bien mirado, quizá la sorpresa habría sido que no hubiera habido sorpresa. Así es, por ahora, este Barcelona de Sito: la ciclotimia como rasgo básico de personalidad, una defensa que muta de granítica a líquida a veces en cuestión de 48 horas y un espíritu competitivo que resultó incuestionable en el primer Clásico en casi ocho meses pero que quizá salte por los aires el miércoles en pista del Bamberg. O no.
En realidad el partido dijo más del momento actual de ambos equipos que de sus perspectivas para el largo plazo. La volubilidad azulgrana, tres días después del desastre ante el Efes, maridó con los evidentes problemas de personal del Real Madrid, con muy poco músculo en las zonas: entre Sanders, Moerman, Seraphin y Tomic sumaron 54 puntos, 20 rebotes y 61 de valoración. El Madrid tiene que tirar demasiado de imaginación, tan acostumbrado como estaba a jugar de memoria. Sin Ayón ni Kuzmic y con Tavares recién aterrizado y todavía desubicado, le toca apretar los dientes hasta que las lesiones y el calendario le den un respiro. Ayer cometió demasiados errores, sobre todo en el último cuarto: en su situación actual, un 30% final en triples y 12 pérdidas por 12 asistencias suponen demasiado lastre.