Kilian Jornet: “Llegué a odiarme; es duro ser mito”
El corredor se abre en la cinta ‘Path to Everest’
AI considerado mejor corredor de montaña de la historia por muchos se le complica más la vida en la ciudad que en el techo del mundo. Saltando de cumbre en cumbre es como Kilian Jornet se siente verdaderamente libre.
Así queda claro en Path to Everest, el documental que mejor retrata al deportista y que incluye las cimas de su vida hasta la increíble doble ascensión en una semana al ochomil más concurrido del planeta. Su optimismo natural después de que la Pierra Menta concluyera ayer para él en fractura de peroné y adiós a la temporada confirman que el superhombre ha nacido para la montaña.
Confesiones. “Me siento sucio de alguna manera por la admiración de la gente, por este mundo fanático”, cuenta Jornet en el documental tras una sentida reflexión sobre la primera gran crisis personal que debió superar tras verse sobrepasado por el éxito y la exposición mediática. “Llegué a odiar a Kilian Jornet y a mi foto. Porque nadie sabe nada de mí. Podría ser un maltratador, un nazi o un asesino... Es duro verme como ídolo o mito para alguien sólo porque corro rápido”, explica.
Y tras la primera confesión llegarán también revelaciones sorprendentes. Como el difícil momento que atravesó tras la muerte de su amigo y mentor Stéphan Brosse mientras entrenaban juntos. “Me preguntaba por qué cayó él y no yo. Fue una época en la que bebí mucho alcohol. Y eso que no me gusta. Me emborrachaba cada semana, competía y ganaba. En el fondo estaba triste”, desvela.
Jornet se abre así en el documental que mejor dibuja su vida, infancia incluida. “Se puso a caminar a los diez meses y con tres años subía 1.000 metros de desnivel. Para mí era normal. Hasta que me di cuenta de que no lo era”, explica su madre Nuria Burgada.
Path to Everest se proyectará en al menos cuarenta salas de nuestro país. En la primera semana lo vieron unos 10.000 espectadores.
Me siento sucio por la admiración de la gente, por este mundo fanático”