Año y medio de trabajo para lograr captar un instante
Javier Molina, autor, fue elogiado
No era el protagonista, pero sobre él pesaba una gran responsabilidad. Javier Molina (Valencia, 1968), escultor que ganó el concurso para ser el autor de la escultura de Federico Martín Bahamontes, vería la reacción del pueblo de Toledo sobre su obra. Una labor que le ha llevado un año y medio de trabajo. “¿Lo más difícil? El captar ese momento. Tenía claro que todo el mundo visualizaba a Fede escalando y para mí no había vuelta de hoja. Debía representarle así. Pero fue complicado captar esa posición, la de un escalador en su máximo esfuerzo, un instante en el que se está desfondando, que transmite casi angustia”, explicó.
Para todo ello, la documentación fue fundamental. “Es importantísimo ese estudio previo, documentarse, conocerle, saber de verdad quién era...”, afirmó Molina, que estuvo en contacto con el propio Bahamontes, convivió con él, y le pidió todo tipo de datos, no sólo de su anatomía (la figura mide 1,90, algo más que su protagonista), sino de la bici, zapatillas, maillot... Todo durante un proceso en el que se pasó, tras esa investigación, del boceto y la maqueta al molde que se llevó a la fundición. Una obra con todo tipo de detalles, como el escudo del águila imperial de Toledo troquelada en la base, que se refleja en el suelo en las horas de sol.
Y ayer, todo ese esfuerzo, al fin vio la luz. Y fue muy elogiado. Aunque él ya se sentía recompensado: “Cuando Bahamontes me dijo que se veía reflejado, esa fue mi mayor satisfacción”.