La lesión de Salah iluminó al Madrid

El Liverpool limitó su presión y los de Zidane escaparon por la banda

Indestructible. La nueva Champions de este Madrid estuvo en los pies de Bale y en las manos de Karius. La genialidad de uno y la torpeza del otro decidió una final ajetreada que el Madrid conquistó paso a paso.

Determinante. Empezó a ganarla con la lesión de Salah, que condicionó el ataque y la presión red. El Liverpool apretaba con las líneas unidas y no facilitaba la recepción de la medular blanca. Sin el egipcio fue distinto.

Costado libre. Mané, Firmino y Lallana se agrupaban en los pasillos interiores y el Madrid se estiró por los costados. Marcelo fue la referencia (71 pases).

Bloque alto. Aumentó la presión tras el descanso con la pretensión de que Mané y Firmino no recibieran. Ramos recupera en esta jugada y se genera una ocasión de Isco.

La huida. Lallana se retrasaba en exceso y el Madrid comenzó a encontrar una salida en los laterales (10 pases de Modric a Nacho y 16 de Kroos a Marcelo). Una vez en el campo del Liverpool todo era más fácil.

A por la victoria. Se adueñó de la posesión (66%) y se posicionaba para robar rápido tras pérdida. Un escenario ideal para los de Zidane e irremediable para su rival. La aparición de Bale alzó definitivamente a un Madrid eterno.

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