Adiós al pionero Andrés Gimeno
Manolo Santana, Grand Slams Davis España. El primer profesional español falleció en Barcelona con 82 años
Andrés Gimeno, campeón de Roland Garros en 1972, falleció ayer en Barcelona como consecuencia de un cáncer. El catalán, coetáneo de ingresó en el campo profesional en 1960 y eso le impidió optar a más y a la con
Un señor, un caballero". Son los calificativos coincidentes que el mundo del tenis dedicaba ayer a un pionero adorable, Andrés Gimeno. El campeón de Roland Garros 1972, nacido en Barcelona un 3 de agosto de 1937, falleció en su ciudad a los 82 años tras echar un último partido al cáncer.
Gimeno, zurdo y elegante, fue protagonista de una época crucial en la que el tenis dejó de ser un deporte elitista de jugadores vestidos de blanco que no podían manchar sus manos con dinero para convertirse en universal y en una potente industria.
Él fue el primer profesional español. Coetáneo de Manolo Santana, el primer campeón de un Grand Slam con su triunfo en París en 1961, sus caminos se separaron porque el tenis se partió. En 1960, y tras coronarse en el Godó, el barcelonés aceptó una oferta del promotor Jack Kramer para ingresar en el circuito profesional, y como sus compañeros Rod Laver, Lew Hoad, Ken Rosewall o Pancho González, tuvo prohibido competir en Australia, Roland Garros, Wimbledon y el US Open (los cuatro grandes) y la Copa Davis. Una hipocresía, porque los amateurs también cobraban bajo cuerda. “Yo quería vivir del tenis”, contó. Y cuando relató a Santana el contrato de Kramer, este le dijo: “Andrés, o lo coges tú o lo cojo yo”.
Laver. Con su Dunlop Maxply de madera, Gimeno viajó por el mundo con la troupe internacional, compartiendo apartamento con Laver (“Él cocinaba y yo lavaba los platos“, recordó en una entrevista con El País), jugando unos 150 partidos por año y ganando unos 13.000 dólares de la época... Del Madison Square Garden a aparcamientos, pero lejos de los escenarios que dan la gloria. En 1968, se produjo el advenimiento de la Era Open y se acabó el veto a los profesionales. A tiempo para que pudiera ganar Roland Garros con 34 años y diez meses al derrotar a Patrick Proysi. Todavía permanece en el palmarés como el campeón más veterano. “Antes de la final, al francés le decían que ya había ganado, que yo era un viejo, y aproveché la gran oportunidad de mi vida”, recordaba sobre su gesta. En 1969 alcanzó la final del Open de Australia y en 1970 las semifinales de Wimbledon.
Gimeno también se perdió la época dorada de la Davis, que metió el tenis en los salones de una España en blanco y negro. Para Santana, que mantuvo contacto con él hasta el último momento, su amigo fue “un grandísimo jugador” con el que la suerte en las primeras finales en Australia, en 1965 y 1967, podía haber cambiado. “Si hubiéramos podido contar con él, habríamos ganado”, contó en alguna ocasión el madrileño. Allí viajaron Santana, Lis Arilla, Juan Gisbert, Juan Manuel Couder y Manolo Orantes. Pero la Ensaladera se quedó en las antípodas.
Tras retirarse en 1973 (había llegado al número tres), Gimeno fundó un club en Castelldefels. Por sus pistas pasaron Arantxa Sánchez Vicario, Pato Clavet o Alex Corretja. Tenistas de éxito a los que acompañó con su voz como comentarista de TVE. Es uno de los cinco miembros españoles del Salón de la Fama. También padeció dificultades económicas en los últimos tiempos que le hicieron sentir el cariño del tenis. Casado con su inseparable Cristina Carulla, tenía tres hijos. La familia le despedirá en la intimidad. Se fue un caballero de otra época.