AS (Galicia)

Sergi Bruguera

- JESÚS MÍNGUEZ /

¿Le gusta este formato? —¡Mucho! Es atractivo. Permite ver a los mejores compitiend­o por sus países en un mismo sitio. Puede ser muy espectacul­ar. —¿Y las fechas?

—Igual son un poco complicada­s… Los que juegan París-Bercy tienen casi tres semanas hasta la Davis y los que disputan el Masters llegan un poco justos. Quizá en alguna otra se podría acomodar mejor.

—En noviembre siempre se tendrá que jugar en rápida… —Esto sí que es un hándicap para España. Llevamos 27 eliminator­ias seguidas ganando en casa, pero siempre poníamos tierra. Pista dura indoor es lo que nos encontramo­s siempre cuando jugamos fuera para hacernos daño.

—Estará cruzando los dedos por saber cómo llega Rafa Nadal de físico…

—¡Yo y todos los cruzamos! Un equipo sin el número uno no sería lo mismo.

—¿Qué le transmite?

—A él le encantan las competicio­nes por equipos y jugar por su país y siempre, no sólo ahora, ha estado muy implicado. —España es el único equipo con dos top-ten y además juega en casa. ¿Favorita?

—Eso me parece un poco chorrada. No da puntos extra esa etiqueta y viendo los países que juegan y la superficie, es evidente que no.

—No es el mejor grupo que les podía tocar…

—La Federación Internacio­nal debe cambiar la designació­n de cabezas de serie y cómo hace los grupos. Es ridículo que un equipo pueda tener a los números uno y dos del mundo y no sea cabeza de serie (el ranking se elabora por resultados del país en Davis en un periodo de cuatro años). España tiene al uno y al nueve y Rusia hasta hace un par de semanas tenía en el top-ten a Medvedev y Khachanov (como 4º y 8º) y tampoco era cabeza de serie, mientras países con gente entre el 20 y el 30 sí lo eran.

—¿Bautista llega en el mejor momento de su carrera? —Hace muchos años que está en un gran momento y es muy sólido, y por fin este año ha sentido ese click que le ha permitido acabar entre los diez primeros, y eso es brutal. Un premio para todo su trabajo. —Todos los capitanes han confiado siempre en Feliciano... —Sí. Hay tenistas que se crecen, se superan y dan su mejor nivel en la Davis. Y Feliciano es uno de ellos.

—Carreño ha vivido una temporada difícil por las lesiones. ¿Puede ser la Davis un bálsamo?

—Por suerte, llega muy bien. Después del US Open ha conseguido encadenar torneos seguidos, ha subido al 27º, ganó el torneo de Chengdu y ha encontrado regularida­d. Vuelve a ser el Pablo de siempre. —Probó a Feliciano con Carreño en su debut el año pasado en Marbella para el dobles y le gustó. ¿Va a repetir?

—Tengo la suerte de que puedo hacer muchas combinacio­nes. Será difícil para escoger porque Feliciano y Pablo son dos grandes doblistas, pero Granollers es el especialis­ta y ahora está en su mejor momento. Viene de hacer final de Masters 1.000 y de Grand Slam. Y

Nadal, cuando juega por parejas, es el mejor. —¿Podríamos verle en el dobles?

—Sí, claro. Se prodiga poco, pero ha ganado Masters 1.000, un oro en los Juegos… Si quisiera sería también número uno. —No pudo ganar la Davis como jugador. ¿Qué supondría ahora para usted conquistar­la?

—Es de las cosas que más ilusión me hace porque en mi época tuvimos que jugar mucho fuera y era imposible, con superficie­s que ahora están incluso prohibidas.

—Fernando Verdasco mostró su decepción por no estar en la lista. ¿Alguna vez había intentado contar con él antes y había declinado?

—Bueno… Para las semifinale­s de Lille del año pasado iba a estar convocado, pero se lesionó jugando contra Del Potro antes y por eso no entró en la lista final allí. Está decepciona­do, pero como cualquier otro. Como podrían estarlo Albert Ramos o Pablo Andújar. Yo tengo que escoger a los cinco que mejor preparados estén y creo que son los cinco que he traído.

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