Otro de la generación del 96 y 97
■ La generación de futbolistas españoles nacidos en los años 1996 y 1997 ha sido la más talentosa en categorías inferiores de la Selección española en la última década. De los once futbolistas que fueron titulares en la final de la Eurocopa Sub-19 de Grecia en 2015 diez ya están asentados en Primera, algo muy complicado que ocurra, ya que les quedaba el paso más difícil, el salto a profesionales. Sólo Borja San Emeterio, actualmente en el Atlético Baleares (Segunda B), no ha llegado al primer nivel. El Madrid formó a uno de esos campeones en su cantera (Borja Mayoral) y fichó a otros tres que fueron titulares en esa final: Vallejo, Ceballos y Asensio. Fabián, que explotó más tarde, no fue a aquel torneo, pero sí que se unió a ellos más tarde en la Selección Sub-21.
En el Madrid clásico de toda la vida siempre hubo jugadores españoles con mucho peso específico que marcaron la referencia dentro y fuera del campo. En la década de los 50 se inició la saga con Paco Gento, Marquitos, Mateos y Zárraga; en los 60 fueron Amancio, Zoco, Pirri y Velázquez la bandera de los inolvidables Ye-Yés; en los 70 el Madrid que me enamoró de niño estaba liderado por Camacho, Juanito y Santillana; en los 80, imposible olvidarse de la maravillosa Quinta del Buitre; en los 90 Fernando Hierro y Raúl fueron el símbolo de poder del equipo; y en el Siglo XXI la llegada de los Galácticos fue cambiando la tendencia aunque evidentemente es imposible dejar a un lado a Casillas (el mejor portero de la historia del club) y Sergio Ramos (el héroe de la Décima).
Por eso y más tras la marcha de Cristiano, sería un acierto absoluto que el Madrid vaya recuperando la reconstrucción de su nueva identidad en torno a los grandes jugadores españoles del momento. Fabián, Ceballos y Reguilón impregnarían desde el próximo verano al equipo del carácter y el sello que siempre tuvo el producto nacional. Hablamos de futbolistas que conjugan el mismo idioma y que saben interpretar perfectamente el peso que tiene esta camiseta y este escudo. Que vengan cracks mundiales (ojalá Mbappé), pero sin olvidarnos de lo nuestro.