El Barça asfixia al Madrid
Claver vuelve tras una lesión y lidera la exhibición defensiva inicial: 22-5 ● Mirotic, protagonista con 20 puntos
En el baloncesto se habla bastante del último minuto, pero en muchas ocasiones es un apéndice inservible. Esta vez, incluso, sobró el cuarto final entero. Como no había nada que decidir, el Barça lo utilizó para darse un paseíllo triunfal en el Palau. En el estreno de Mirotic como azulgrana en un Clásico delante de su nueva afición. Era el hombre de la previa y lo fue del partido. Acaparó tiros (16) y algún error de más, aunque terminó con 20 puntos, sentenció en el tercer periodo y batió en el cara a cara a Randolph.
La estrella culé atrapó una cuota importante de protagonismo; sin embargo, la pieza que marcó la diferencia en el break de salida fue Víctor Claver. El campeón del mundo volvía tras casi dos meses lesionado y lo hizo de titular. A lo grande. Con él en cancha, la defensa culé mutó en inabordable, un clínic atrás que contagió a sus compañeros e intimidó al rival, a ese mismo que lleva once victorias consecutivas en la Euroliga. Al tiempo, Hanga atosigaba a Campazzo en otra enorme demostración defensiva, pero todo encajó con Claver. Era él el que basculaba y cerraba cualquier resquicio, el que realizaba ayudas imposibles para otros. Los puntos los ponían Delaney, Mirotic y Higgins y el bocinazo del final del cuarto sonaba como un puño de hierro golpeando en la mesa: 22-5. El Madrid extraviaba 7 balones, una hemorragia que no se cerró: 22 en total.
Los locales clavaron el plan de Pesic para ralentizar los ataques blancos e impedir un Clásico a la carrera, lo que no esperaba Laso es que su barco navegara a la deriva en manos de Campazzo. El base argentino entró en una espiral autodestructiva en la que le acompañó Deck (luego tuvo la desgracia de torcerse una rodilla). Si para que el Facu pierda en esta Liga cuatro balones se necesitan casi dos partidos y medio, esta vez extravió cuatro en cuatro minutos. El quinto corrió a cargo de su compatriota, que para entonces acumulaba -5 de valoración.
El tiempo muerto de Laso llegó con 8-0 y no alteró la inercia. El 22-5 del primer parcial recordaba al 32-14 de hace mes y medio en la Euroliga a favor del Real. O al más lejano 21-5 azulgrana de la final de Copa en 2007. Solo Randolph hallaba el camino al aro y sin alardes: un triple y una canasta. El resto de sus compañeros agrupaban un 0 de 13. Sin la brusquedad del comienzo, la dinámica se alargó algo más en el segundo cuarto y el Barcelona alcanzó pronto su máxima ventaja: 35-14 (46 a 4 en valoración).
Carroll y Garuba. La entrada de Carroll centrifugó el juego. Un ajetreo que necesitaban los blancos. Sin Mickey ni Mejri en la convocatoria, Garuba era la elección del técnico madridista para relevar a Tavares. El canterano aportó una actividad que espoleó a los suyos. Al descanso y por las sensaciones de unos y otros el 39-27 se antojaba escaso. En la reanudación, el enfermo experimentaba una mejoría notoria y enlazaba un parcial de 6-20 para el 41-34. A siete. El Clásico parecía resucitar, pero no lo permitió el Barça. Lo mató con la inspiración de Mirotic (y de Tomic).
La Liga se comprime por arriba, triple empate en cabeza con un histórico Casademont Zaragoza a la estela de los dos grandes. Hay vida más allá.