Repartidores robots L
a tecnología es una gran aliada contra el coronavirus. Hace posible que miles de personas puedan trabajar desde su casa. Las reuniones se han sustituido por videollamadas, que también son una herramienta para conectar con amigos y familiares. En China y Corea del Sur las utilidades de geolocalización de los smartphones sirvieron para frenar el avance de la enfermedad ayudando a identificar potenciales contagiados. Muchas tareas, sin embargo, siguen requiriendo de la presencia humana, aunque quizás esta crisis sanitaria suponga un impulso a la robotización de algunas, como el reparto a domicilio.
Está en la estrategia de gigantes como Amazon. La empresa de Jeff Bezos consiguió en diciembre de 2016 entregar su primer paquete con el servicio Prime Air en el condado inglés de Cambridgeshire. El proyecto prevé transportar en menos de media hora pedidos de hasta 2,25 kilos de peso en drones guiados de forma autónoma. La empresa prosigue desarrollando prototipos de aeronaves y trabaja en los permisos administrativos pertinentes para generalizar su implantación comercial.
Frente al auge de los drones, por tierra se mueven R2 y Roxo. El primero es ya una realidad en Estados Unidos. Está desarrollado por la compañía Nuro (fundada en 2016 por dos exingenieros del coche autónomo de Google) y se trata del primer vehículo autónomo, sin conductor ni supervisión humana, que ha obtenido licencia para operar en el país. Está diseñado exclusivamente para el reparto de mercancías y alcanza un velocidad de 40 km/h. Nuro se ha aliado con empresas como Domino’s Pizza y los supermercados Walmart y Kroger.
Mientras, R2, con sus dos maleteros climatizados, está pensado para operar con restaurantes y tiendas de alimentación, Roxo se enfoca a todo tipo de mercancías. Es un proyecto aún en pruebas de FedEx, una de las grandes empresas mundiales de mensajería.
Por su parte, Just Eat trabaja internacionalmente en dos proyectos. Pronto comenzará las pruebas en Irlanda para repartir con drones helados de Ben&Jerry’s y comida de una cadena tailandesa. También trabaja en su propio vehículo autónomo: comenzó a probarlo en 2017 con la esperanza de que la Unión Europea apruebe el uso de este tipo de vehículos en 2024. Proyectos que, en hipotéticas crisis futuras, podrían eliminar la imagen contemporánea de esos repartidores dejando los pedidos a mitad de la escalera. ❖ Unos emprendedores segovianos han puesto en marcha el proyecto ConnectYayos, una iniciativa que pretende repartir tablets entre las residencias de ancianos de la provincia con una aplicación de videollamadas para que los mayores puedan mantener el contacto con sus familias. La idea, del ingeniero Raúl Vidal, se desarrolló en apenas horas con la colaboración de dos empresas y ahora les desbordan las peticiones. ❖