AS (Galicia)

Pulso en Donostia con ganas de frenar la caída en picado

Odegaard, con molestias, citado

- R. RAMAJO /

Menudo compromiso en el Reale Arena! Porque el futuro de Real y Espanyol está más que comprometi­do, cada uno en sus diferentes objetivos, por arriba y por abajo. Ambos llegan repletos de urgencias, en plena caída en picado. Los periquitos buscarán aplazar todo lo posible su descenso a los infiernos de Segunda, algo que todo el mundo da por hecho. La esperanza pasa por ganarlo todo, empezando por el compromiso de Donostia. Pero los txuri-urdin también están obligados a ganar, después de una crisis de resultados que no parece tener fin, porque las sensacione­s son muy negativas: cuatro derrotas seguidas y un punto de 15 posibles desde el confinamie­nto.

La Real, mosqueada con los arbitrajes, no ha vuelto a ganar desde el 10 de marzo. Ha llovido mucho. El globo txuri-urdin se ha pinchado y tratan de ponerle un parche. El desahuciad­o Espanyol ya fue para los donostiarr­as como una aspirina en esa Copa sin fecha para la final, y ahora parece un rival propicio para reaccionar. Pero cuidado, los periquitos ya han avisado que morirán matando, de nuevo con RdT, que volvió la pasada jornada. Odegaard, con molestias en la rótula, entró finalmente en la lista.

Ni al parchís me gusta perder”, esgrimía Abelardo hace seis meses, recién apeado de la Copa el Espanyol por una imparable Real Sociedad. En realidad, no jugaba al parchís sino al ajedrez el asturiano, que tiró descaradam­ente de suplentes en Anoeta exactament­e igual que después lo haría en la Europa League ante el Wolverhamp­ton. Jaque mate en ambas partidas y estrategia fallida, porque aun descansand­o los titulares se siguieron escurriend­o entre las arenas movedizas de LaLiga.

El Real Sociedad-Espanyol del pasado 22 de enero supuso el primer Game Over a una competició­n de este curso, y el de esta noche puede deparar virtualmen­te el tercero, en este caso a una Primera División que se les escapa a los pericos como arena de playa entre las manos tras 26 cursos ininterrum­pidos. Tratándose de un año bisiesto, hoy se cumplen justamente 365 días desde que inició el Espanyol el 3 de julio de 2019 la pretempora­da cargado de ilusión. Con la vuelta a Europa. Y con Borja Iglesias y Hermoso aún en la plantilla. Sin 60 millones de gasto en fichajes, ni falta que hacía. Y también sin Rubi.

El año más interminab­le, dantesco, delirante y agónico en la historia del Espanyol –también del femenino, que se salvó por la pandemia sin una sola victoria– se salda con tres entrenador­es destituido­s (Gallego, Machín y Abelardo), con unos futbolista­s incapaces de adaptarse a ningún libreto, con infinitas oportunida­des perdidas de subirse al tren de la salvación y con el director deportivo partícipe del desastre, Rufete, en el banquillo. ¡Ah! Y con un presidente que haría bien en dar señales de vida. La que se le agota al Espanyol en Primera.

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